Google
logoprue
fechacult

portada64ind

indice15

indsuplcult

herreraind

valdezind

cepedaind

salaind

coronadoind

onglogo

chisteslogo

UN ALIENTO
Aureo Salas

Sin duda tu sonrisa es encantadora.
¿Era suerte, destino, providencia, casualidad, coincidencia u oportunidad?
Creo que no.
¿Es un fin?
Ojalá eso fuera cierto.
El viento nos arrastró y nos hizo chocar uno con el otro. Algo pasó hace mucho tiempo que nos hizo coincidir en un instante, suficiente para logar una comunión ideal y entender que podíamos congeniar. Tu, supervisora en una empresa de Telemarketing y yo, dueño y trabajador de una pequeña carpintería ¿Qué nos hizo encajar? Será una duda eterna… no congenio con las ideas místicas.
Pero estás aquí… en este instante. Absorbiéndome con tus ojos y creando lapsos de instantáneas incertidumbres ¿Suerte? ¿Destino? Todo eso parece real al contacto con tus labios. Hasta puedo imaginar por un momento que puedo creer en Dios. Pues todo nos acarreó a este instante, aquí solos y tumbados en el sillón.
—¿Crees en las personas que roban el aliento? —me preguntaste.
—Oye… ya somos adultos… aunque creo que sabes lo que pienso de esas cosas —te respondí.
Juntaste tu rostro al mío y sorbiste el aire a mí alrededor.
—Dime… ¿crees que te puedan robar el aliento?
Sonreí, traté de besarte y jugando alejaste el rostro, luego te dije:
—Dicen que los gatos pueden hacerlo, pero, ¿te digo algo? Si pudieran hacerlo… ¿para qué demonios lo harían?
—Mmm… ¿Por qué tienen nueve vidas?
Sonreí y quité los cabellos de tu rostro.
—Saliste más fregona —dije—, pero me das miedo… ¿piensas que algo que se roba el aliento se hace más fuerte?
—¡Yo te estaba preguntando!
—Eso no pasa…
—¡Para ti nada pasa…!
¿Cómo explicarte qué para mí es imposible creer en algo? ¡Aunque sea algo pequeño y absurdo! ¡Seria demostrar debilidad! Y eso es algo que estoy tratando de perder. Aunque la verdad eso no importa cuando tus palabras hacen eco en mi cabeza y me demuestras que estas aquí cuando me aplaudes o me reprochas. Como ahora, que me pienso el ser más afortunado del planeta al compartir este primer momento íntimo contigo. Y no me pienso en otro instante, ni en otro lugar. Hace apenas dos semanas que te conozco… y si no el aliento, es mi vida lo que tienes en tus manos.
—Si pasa —dije—, para mi pasan un montón de cosas, pasa contigo, estás aquí y la verdad es que siento algo por ti…
—Ahí está la bronca —dijiste—, eso sí que no pasa…
—¿Por qué? ¿Por qué son apenas dos semanas y no crees que pueda sentir amor por ti en tan poco tiempo?
Juntaste tu nariz con la mía, tus ojos eran dulces, pero un tanto amargos en el fondo. Sonreíste respirando mi aliento y murmuraste:
—No estoy hablando de ti…
Al escuchar lo que decías mi mente se nubló, sentí ganas de llorar, pero bastaron dos segundos para averiguar que tus palabras no eran lo que me hacían sentir así, fue una pesadez, un mareo, algo que me aplastaba por dentro y no dejaba moverme. Era una asfixia agobiante. Algo invadía mis pulmones y robaba todo el aire que había dentro.
—Aunque la verdad —murmuraste sin dejar de sorber mi aliento—, no puedo negar que te necesito…
¿Qué pasaba? ¿Me estaba robando el aliento? ¿Qué era ella? ¿Cómo lo hacía? ¿De cuántas era yo su última víctima? Mis músculos se atrofiaron, vi como mis manos se contraían, envejecían y se secaban como los de una momia, lo sentí en todo el cuerpo y en el rostro. Dolía. ¿Qué es lo que te hace confiar en algo? ¿Por qué uno se embarra siempre de su propia estupidez? ¿En verdad existe el bien y el mal? Creo que ya no es momento de preguntar, todo se oscurece y supongo que el final es un momento erróneo para comenzar a creer.

separador

¿Desea dar su opinión?

Su nombre :
Su correo electrónico :
Sus comentarios :

maqind

cinind

libind

derechocorreoind

colegiocivilind

paellasanim

hemero15

foko