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Movimiento de Bases Magisteriales – CNTE. Jalisco. (Continuación)

En la entrega anterior, se hizo la relatoría de los primeros dos temas de los trabajos colectivos de los compañeros que participamos en las reuniones previas y en la movimgAsamblea Estatal Ampliada del Movimiento de Bases Magisteriales el 5 de diciembre de 2009, realizada en las instalaciones del CEREAL de la ciudad de Guadalajara, Jalisco.

Bajo convocatoria del 20 de noviembre del actual, nos reunimos con la finalidad de discutir el temario del Décimo Congreso Nacional Ordinario de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, mismo que tuvo lugar en la ciudad de México, los días 17, 18 y 19 de diciembre y al cual asistieron 12 delegados efectivos que fueron electos en la misma Asamblea Estatal Ampliada, la cual fue presidida por miembros de la Instancia de Coordinación Nacional de la CNTE.

TEMA 3: BALANCE Y PERPECTIVA DE LOS TREINTA AÑOS DE LUCHA DE LA CNTE, A PARTIR DE SUS OBJETIVOS ESTRATEGICOS.

  1. Democratización de la educación.

  2. Democratización del SNTE.

  3. Democratización del país.

Considerandos:

  1. El sistema capitalista de producción a través de las escuelas, institutos y universidades, impulsa y sostiene un modelo educativo con un enfoque individualista, de ciega sumisión hacia las figuras de autoridad,  mercantilista, generador de un ejército de reserva con mano de obra barata para la gran industria, el comercio y la banca, depredador de los recursos del suelo y subsuelo, socialmente injusto e inequitativo.

  2. El SNTE es desde su nacimiento un instrumento del gobierno y la burguesía que violenta los derechos y demandas de sus agremiados. Es por ello que una tarea central que la CNTE se propuso desde hace treinta años, es su democratización, partiendo desde las bases mismas, desde los centros de trabajo, delegaciones, sectores y secciones sindicales. No avalamos que este proceso sea desde las alturas, de arriba hacia abajo, en donde los cargos de representación sirvan para quitar unos y colocar otros.

  3. La educación es nuestra materia de trabajo fundamental, de ella y por ella estamos agremiados a un sindicato, el SNTE, cuya dirección nacional no representa los legítimas aspiraciones de más de 1.3 millones los trabajadores en el país.

  4. La CNTE no es otro sindicato, ni pretende serlo, su existencia se debe a la voluntad hecha conciencia en los contingentes movilizados, quienes aplican de manera creativa y consecuente, la táctica de movilización-negociación-movilización. Claramente se ha definido que no patrocina, tampoco busca la conciliación de clase con la burguesía y sus aliados.

  5. Entendemos que la fuerza democratizadora a la que hemos empeñado nuestros anhelos y esperanzas, debe empezar por la casa: la escuela, para lograrlo es menester, comprender que  no sólo debemos democratizar los procesos y fines de la educación, sino la educación en sí.

  6. La CNTE durante sus treinta años ha sido  un frente nacional de lucha que aglutina a trabajadores de la educación comprometidos con la lucha social y que coinciden en democratizar el SNTE, la educación y el país.

  7. En ese sentido, la democratización de la educación es un proceso permanente al que nos encontramos sujetos quienes de manera simultánea y comprometida luchamos por democratizar el SNTE y la vida nacional. Los tres objetivos son uno sólo, pero de gran envergadura que a su vez se divide en tres ejes, por tanto, aquellos que ponderan sobre uno, o dos ejes sus esfuerzos, truncan una semilla de la transformación profunda y radical de la sociedad. Y todavía más discordante es el apostarle a un solo eje, la democratización de la educación, mediante proyectos llamados alternativos, generando ante sí y los demás, una utopía pedagógica que no cristalizará sin democracia sindical en el SNTE y del contexto general en donde éste se alimenta y sostiene.

  8. Así, reconocemos que después de 30 años de existencia nuestra materia de trabajo: la educación manifiesta en su interior avances mínimos en esa lucha entre dos posiciones plenamente identificadas y en permanente confrontación. Nuestro flanco en tal batalla es por la posibilidad de construir una nueva sociedad, avanzar hacia una paz con justicia y dignidad, a la esperanza de un futuro sin explotados y explotadores, a una convivencia social fraterna e igualitaria, con equidad social y económica, que construya un sujeto sin ataduras, geográficas, religiosas, ideológicas, militares y sociales que les impidan constituirse como mujeres y hombres nuevos.

  9. Las páginas que se han escrito con la lucha de los hombres y mujeres de la CNTE y quienes se identifican con ésta, están plagadas de líneas vivas que rememoran el sacrificio, la osadía en las acciones de masas, la congruencia en el cumplimiento de los principios y una visión de lucha y para la lucha que hace muchos años trascendió el economicismo, el gremialismo y los fines de alcance mínimo dentro de la lucha de clases. Esto ha sido visible en diversas etapas, procesos y momentos  en Oaxaca, Chiapas, Guerrero, Distrito Federal, Michoacán, Estado de México, Morelos, Hidalgo, Puebla, Zacatecas, Tlaxcala, Chihuahua, Baja California Norte y Sur, Sinaloa, Durango, Tabasco, Veracruz, Jalisco, Nuevo León, Guanajuato, San Luis Potosí, entre otros estados.

10.  Dentro del frente de clase denominado Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, se han presentado de manera permanente diferencias de carácter teórico, ideológico, político y organizativo y que se han salvado gracias a la crítica y autocrítica firme madura y sin cortapisa generada por los contingentes en los debates públicos, foros, congresos, asambleas, publicaciones y otros en donde tomamos parte, no obstante autocríticamente reconocemos que aún no hemos sido capaces de combatir, aislar y expulsar de nuestras filas a los oportunistas y traidores que se han montado en la lucha y logros de la CNTE con fines personales y de grupo.

Esta mesa resuelve:

  1. Esta lucha de tres décadas de la CNTE y sus precursores, no es tarea del corto plazo, ni de unos cuantos, pues no persigue dentro del SNTE, en la educación y el país, cambios y modificaciones cupulares, procesos de renovación a capricho, ni arreglos cosméticos. Su compromiso ante sí misma y los sectores en lucha, es la transformación social.

    1. Que debe nutrirse el movimiento de la CNTE con la experiencia de otros actores sociales.

    2. Que la CNTE debe darse democráticamente y a través de las estructuras horizontales que posee, y aquellas otras que considere necesarias para la lucha.

    3. Insistimos en que no se debe dejar de lado la lucha ideológica  contra el oportunismo en todas sus expresiones, sin descuidar el respeto a la diversidad ideológica, y manteniendo estratégicamente la unidad en base a los principios básicos de la CNTE.

¡A defender el carácter clasista de la CNTE! Desenmascaremos toda forma de oportunismo y evidenciemos el sectarismo del proyecto paralelo.

Realizar una evaluación de la lucha desplegada por la CNTE a lo largo de sus primeros 30 años y dibujar acertadamente el panorama que ya se configura para los tiempos venideros, requiere tomar en cuenta la complejidad de las nuevas formas de dominación que ejerce el capitalismo neoliberal, sin perder de vista que la esencia de este modo de opresión y explotación, sigue siendo la misma. Asimismo, exige ser capaz de valorar en alto el aporte que la CNTE ha dado al proletariado en nuestro país, pero manteniendo una mirada crítica y autocrítica hacia los errores, desviaciones y traiciones provenientes del propio movimiento democrático del magisterio.

La CNTE surge de la confluencia, en 1979, de organizaciones y movimientos sociales que compartían un conjunto de ricas experiencias y visiones ligadas a la lucha, mismas que le dieron una composición y una fisonomía política, que la llevarían a convertirse en pivote de diversos esfuerzos encaminados a la transformación social del país y del mundo. Y fue así porque, al retomar lo mejor de los anhelos de la revolución mexicana de 1910, la combatividad y el dolor de la organización obrero-estudiantil-popular de las tres décadas comprendidas entre 1950 y 1980 (que culminaron con la guerra sucia en contra del movimiento revolucionario), así como de las exigencias democráticas radicales y las luchas por un socialismo autocrítico, desplegadas durante las tres décadas que le ha tocado vivir, la CNTE se desarrolló como una organización de su tiempo y para su tiempo. En la CNTE se compartieron también, por un lado, una experiencia educativa de muchos años con el pueblo en todos los niveles del proceso pedagógico y, por el otro, de manera muy relevante, una conciencia de clase producto de la conjunción de todos los elementos ya mencionados.

Es la CNTE por lo tanto, una formación-creación importante del proceso social transformador en México, que ha contribuido a la cohesión nacional en torno a un proyecto de cambios profundos, impactando en los diversos sectores del pueblo trabajador.

Sin embargo, no es ni con mucho, el destacamento único en la lucha de clases de nuestro país, ni tampoco el más avanzado. Y no podía ser de otro modo, dada la rica diversidad social actual, como también las contradicciones internas del propio movimiento, entre las cuales está, la cuota que la propia CNTE tiene que pagar por la depuración de los remanentes pequeño burgueses del magisterio.

Es entonces la CNTE, paradójicamente, un enorme seno desde donde a diario se recrea el charrismo sindical contra el cual ha luchado durante 30 años, nutriendo así de cuadros al Estado burgués.

La CNTE se ha planteado como objetivos estratégicos: la democratización de la educación, del SNTE y del país. Pues bien. Es cierto que ha logrado impulsar y desarrollar esos objetivos. De eso no cabe duda. Pero también, desde su interior, han surgido fuerzas adversas que han contribuido a reestructurar todas las formas antidemocráticas de educación, de organización político-sindical y de construcción nacional.

Los objetivos estratégicos de la CNTE, tomados como un serio compromiso, llevaron a muchos compañeros a la muerte, a la cárcel o a la entrega de su esfuerzo para toda la vida. Incluso algunos los llevaron más allá de lo que se habían planteado inicialmente, claros de que no hay una democracia que florezca plenamente mientras se esté dentro del capitalismo.

Democratizar la educación implica dar todo el impulso al verdadero desarrollo de la educación pública, fundiendo los intereses de los alumnos, los padres de familia y los trabajadores de la educación. Hacer de la educación un instrumento de liberación en manos del pueblo.

Democratizar el país conlleva que los trabajadores, como irrefutable mayoría, puedan decidir los destinos de la Patria. Que mediante formas autogestionarias, participativas de organización y desde las bases de las formaciones y organizaciones sociales en que coordinan, sean ellos quienes arrebaten el control a la burguesía y su estado.

Democratizar el SNTE requiere echar abajo las prácticas charriles del corporativismo verticalista y construir una organización horizontal que sólo centralice las decisiones democráticamente tomadas, dándole dirección y aplicación a los acuerdos colectivos, evitando las desviaciones caudillistas y neocharras.

Sin embargo, es un hecho que otros trabajadores de la educación, empleados desclasados, utilizando el prestigio y el poder de la CNTE, han preferido el camino de la comodidad, la lisonja al patrón, la componenda. Esos trabajadores no comparten la convicción del proletariado respecto al capitalismo y solo buscan, cuando mucho, las reformas al sistema. La democracia la entienden como una mediocre participación manipulada. No respetan acuerdos ni instancias legítimas para cumplir tareas y decidir lo que hay que hacer. La democracia para ellos ha sido, más, un discurso para acomodarse, que una nueva forma de organizar y hacer realidad los compromisos colectivos. Usan la memoria de los muertos, para disfrazarse de luchadores sociales y van obteniendo así  sus ganancias personales o de grupo.

Una vertiente de estos trabajadores, impulsa el sectarismo y le ha dado mayor importancia a intereses partidistas electoreros, trabajando para un proyecto diferente al de la CNTE, pero incrustados en ella. Intentando salvarse de algunas críticas, han dicho que son otros los reformistas y han descalificado a quienes los cuestionan, aplicándoles el epíteto de radicales, ultras, intransigentes, etc. Cuando pueden, capitalizan de manera utilitaria las movilizaciones y concilian sus intereses, con los de la burguesía y el patrón a su servicio.

Todas estas prácticas, ajenas a los principios de la CNTE han sido toleradas erróneamente y, mediante el desenmascaramiento del oportunismo que encierran, deben combatirse sin vacilaciones. Y esto debe hacerse apegándose, justamente, a los mismos principios de la CNTE.

Rechazar eficazmente la privatización y la política laboral antiobrera contenidas en la ACE, derribar el yugo de Gordillo para que la democracia sindical se construya y se constituya en poder de la CNTE, fortalecer el Frente Nacional Clasista que hoy teje la política de alianzas de la CNTE; sólo puede lograrse con una sincera participación unitaria de quienes tienen el honor de participar en la CNTE. Sólo así es posible construir sobre bases firmes y hacia el logro de los objetivos estratégicos de la CNTE.

La derrota del capitalismo neoliberal en México, es tarea de una CNTE fortalecida con una estructura democrática y una concepción clasista, no gremialista. La participación de la CNTE en los espacios nacionales e internacionales, será tanto más valiosa, cuanto más pueda avanzarse en el fortalecimiento interno y externo de la democracia (un modo de hacer, no un fin) y la claridad internacionalista que sólo la convicción clasista puede darle. Ampliemos nuestras redes internas y externas aprovechando la tecnología de redes. Deslindemos nuestra actividad de toda mafia dentro y fuera de los partidos políticos, los poderes del Estado, la burguesía, etc. Que la CNTE sea un destacamento proletario firme y digno, fuerte y solidario.

¡Sin improvisar, no hay por qué esperar!

Que este X Congreso no sea uno más, sino el que la CNTE requiere con urgencia.

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