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984 1º Febrero 2012

CRÓNICAS PERDIDAS
Dar la mano al presidente
Gerson Gómez

M
onterrey.-
Sus padres, agobiados del domingo, sobrios, decidieron hacer el amor. La vivienda, en medio de transitada calle, ahora en sepulcral silencio.

Inclinados en la mesa de la sala, ahí juguetearon, en el mismo sitio, sólo despejando el frutero, la penetró.

Le pidió, a cada embestida, le recitara del libro de Charles Bukowski, los poemas sombreados con amarillo.

El ritmo acompasado, leído en su idioma original.

Sin perder cadencia, ella colocó en su pecho el cojín de la mecedora adjunta.

Luego del encuentro, al descanso en el sillón, hicieron cuentas, que confirmaron con prueba de orina dos semanas después.

De los buenos deseos, desde la primera ecografía, descubrieron serias malformaciones.

Es un niño, les dijeron, sólo que no tiene ni pies ni manos.

¿Han pensado en la posibilidad de interrumpir el embarazo?

Ya que el deseo, de ambos, era la de ser padres, contestaron consternados: sólo dios puede decidir por nosotros.

Ella culpaba las lecturas profanas de su pareja, siempre desconfió del tal Bukowski, con sus poemas groseros, llenos de alcohol, carreras de caballos y citas sin sentido.

Él, a que no quería ese día hacer el amor, Futurama es el gran fracaso de Matt Groening. Hasta pensó en demandar a la 20 Century Fox, por daños y perjuicios a terceros.

Nació el bebé justo a los nueve meses, bautizado en la iglesia del Sagrado Corazón como Jorge de Jesús.

Decidieron no interrumpir las sesiones amatorias, siempre y cuando fuera con preservativo, o siguiendo a estricta cabalidad el calendario hormonal.

Entregados completamente al desarrollo de su hijo, lo inscribieron en la mejor escuela pública del estado.

Poseedor de una memoria prodigiosa, Jorge de Jesús, los seis años de primaria, obtuvo las notas superiores a sobresaliente.

Obtuvo la justa recompensa, reconocimiento y computadora de la municipalidad, reconocimiento y tableta del gobierno estatal.

Viaje a la capital del país vía aérea, con el grupo de quienes saludaran al ejecutivo nacional.

Vestido, más no con el uniforme oficial escolar, sino de gala, frack de tres minúsculas piezas, fue recibido por el estado mayor presidencial, quienes gandayas, desconfiaron de la anatomía.

Lo introdujeron, poco cortés, en la máquina de rayos equis, para saber si es hombre bala a la nación, almohadón, muñeco, o emisario del pasado con deseos de venganza.

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La Quincena Nº92

Colegio Civil

SADE

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