CRÓNICAS PERDIDAS
Cumbia para enamorados
Gerson Gómez

Monterrey.- Todo su mundo se vino abajo de un jalón. El vértigo, los mareos, la ira.

La implosión de encontrar a su hija mayor haciendo el amor con otra chica.  

En casa, cuando supone asiste a clase por la mañana, en la preparatoria.

La camioneta todo terreno no está estacionada en la cochera. ¿En qué carro vino?; ¿en taxi?; ¿le darían raid?

Desnudas, enlazadas, dando vueltas sin parar, serpenteando sobre el lecho.

Cerró los ojos, para no seguir reparando la desnudez.

¿Qué se supone estás haciendo?, fue la pregunta.

Logró recorrer las persianas del ventanal.

¡Esto es too much!

Soporté los dos años sin hacer nada, de vacaciones pagadas por tu padre, disque estudiando francés e inglés en Canadá, sólo para darme cuenta que a ningún curso estabas matriculada, y que eras la sensación en todos los pubs al caer la tarde.

Se me visten rapidito y se van a la chingada, las dos.

Acongojada, la vida social debe seguir. Distraer las emociones con regalos y alcohol.

Tus compañeras del club de leones dijeron: para esas cosas hay solución.

La terapia de reorientación sexual (también conocida como terapia reparativa, o terapia de conversión).

El método va enfocado al cambio de la orientación sexual de homosexuales y bisexuales, para convertirlos en personas heterosexuales o para eliminar o disminuir sus deseos y comportamientos homosexuales.

Te pareció como caído del cielo. Maravilloso, expresaste. Pagaré lo que sea necesario. Las madres damos la vida por los hijos.

Aunque no te contestara el celular, encontrar a tu hija, tan simple como seguir la huella fulgurante del GPS  inserto en el brazo derecho, debajo de la muñeca.

Le enviaste al chofer.

Con total discreción, en la primera consulta, siguiendo el método bioenergético, a tu hija la golpearon con la raqueta de tenis, cubriéndose con una almohada, mientras gritaba: ¡mamá!, ¿por qué me has hecho esto?

El resultado, eventual.

Para la segunda cita, el especialista comentó que en Alemania, ya sabe como van adelantados los estudios, han logrado descifrar los genes de los seres humanos y llegaron a la conclusión de que con sólo una inyección, el adulto podrá decidir si quiere ser gay o no.

Esa medicina, que tenemos disponible en el congelador, resulta eficaz para las lesbianas.

Su hija, después de esto, volverá a ser una mujer normal.