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1045 26 Abril 2012

 

El idioma español
Alejandro Heredia

Monterrey.- Las maravillas del lenguaje se vienen desgranando cuando se revelan las características genéticas –digámoslo así- de su estructura y fondo. En el libro de Antonio Alatorre Los 1001 años de la lengua española (FCE, 2011) se hace toda una excursión hacia los orígenes, mutaciones, abstracciones y episodios, de la historia de nuestro idioma.

Desde las afluencias del idioma con el árabe, vascuence, latín vulgar; hasta sus impresiones con el francés, el portugués y el inglés. Una epopeya que dura más de mil años, donde las transformaciones de las palabras han calado hondo en las costumbres, conquistas, guerras intestinas y amistades perennes.

Como bien relata en el prólogo el maestro Antonio Alatorre, originalmente el texto conformó una edición costeada por Bancomer en 1979, quien la distribuyó entre sus clientes más adinerados. Años después, en 1989, apareció la primera edición de Los 1001 años, de tal forma ha tenido una mayor difusión y ha formado a estudiantes universitarios al cabo del tiempo.

Imbrincada la historia del idioma con la político-social de España y, después con las simbiosis entre la cultura cristiano-española y las aborígenes en América, África y Asia; el texto recorre los cambios en el vocabulario, la pronunciación y gramaticales, que de tal forma han venido a producir lo que actualmente es patrimonio común de los hispanohablantes.

Alatorre advierte que el hablar y escribir incorrectamente es un indicador oportuno de las transformaciones por venir de la lengua. De tal manera, cuando una persona dice haiga en lugar de haya, no es un hecho reprobable, sino un indicio de las inercias existenciales del idioma.

De tal forma hace 400 años se fueron derivando las palabras que hoy conocemos, fazer-hacer, falar-hablar, fermoso-hermoso, eso nada más en lo tocante a las relaciones del español con el portugués. Muchas más se presentaron con los diversos nutrientes recibidos.

Como bien apunta Alatorre, el español es una obra poderosa, que no resiste en la actualidad epicentros jurisdiccionales de lo que se dice con corrección y lo que es deleznable; cada pueblo, localidad, ciudad o nación de los que mascullan de alguna forma el español han venido contextualizándolo a sus características culturales, geográficas y cosmológicas.

Alatorre señala lo arriba apuntado: la lengua cambia día a día, se nutre de las cosas que comemos, soñamos, sufrimos o nos proporcionan felicidad; las nuevas tecnologías han acuñado palabras, y de tal forma generan un comportamiento. Por eso, aunque suene un poco austero, cuidado con las palabras que hacemos.

Los 1001 años de la lengua española / Antonio Alatorre. —3ª ed. —México: FCE, 2002. 416 p.; 23x15cm — (Colec. Lengua y Estudios Literarios). ISBN 978-968-16-6678-1

 

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