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1047 30 Abril 2012

 

ANÁLISIS A FONDO
Periodismo ejecutado
Francisco Gómez Maza

Van 111 asesinados
Basta ya de impunidad

Ciudad de México.- El 10 de enero de 1978 fue asesinado el periodista Pedro Joaquín Chamorro. La revolución sandinista se generalizó y, al año siguiente, derrumbó a la dictadura de Anastasio Somoza en Nicaragua. Un solo periodista tuvo que ser ejecutado para que los nicaragüenses se desembarazaran de una de las más sangrientas dictaduras del continente.

En México, van 111 periodistas asesinados, en los últimos 17 años (24 en el sexenio de Ernesto Zedillo; 30, en el de Vicente Fox, y 57, en el de Felipe Calderón), y no pasa nada.

Y continúan: el más reciente ha sido el de la reportera Regina Martínez, encontrada el viernes asfixiada por estrangulamiento, en su residencia de Xalapa, estado de Veracruz.

Lo interesante es que desde las redes del poder político gubernamental se achaca la autoría de las ejecuciones de periodistas al crimen organizado. Sin embargo, según organizaciones dedicadas al seguimiento de los asesinatos y agresiones, el llamado crimen organizado sólo aparece como responsable del 7.5 por ciento de las agresiones.

Datos duros de los autores de todo tipo de agresiones a periodistas mexicanos: no identificados, 9.1%; simpatizantes de partidos políticos, 7%; funcionarios gubernamentales, 25%; otros servidores públicos, 18.5%; uniformados, 33%, y delincuencia organizada, 7.5%.

Entre los agravios perpetrados hasta  2011, las organizaciones Artículo 19 y Cencos tienen registrados 159 en el periodo de Zedillo; 208, en el de Fox y 633, en el de Calderón.

Y parece que la tragedia no importara más que a un reducido grupo de periodistas, entre veteranos y muy jóvenes. El resto está preocupado por otros asuntos, cuando el asesinato de un periodista revela toda la podredumbre y el estercolero en que se mueven los poderes políticos y económicos, de derecho y de hecho. El periodista es un ícono de la libertad de que deben de gozar los ciudadanos. Quien mata a un periodista, no es exageración, intenta matar la democracia.

A lo más que se ha llegado, en este final de sexenio, es a que el Senado, como lo prometió desde hace varias semanas, aprobara por unanimidad la Ley de Protección a Defensores de los Derechos Humanos y Periodistas. Hoy lunes, los diputados tendrían que hacer lo suyo y aprobar ese mecanismo legal, antes de que su presidente, el perredista Guadalupe Acosta Naranjo, pronuncie el discurso de clausura del último periodo de sesiones del sexenio.

Es de esperarse que, como lo hicieron los senadores, los diputados archiven por unos momentos sus diferencias y aprueben la minuta. No servirá de mucho, pero servirá de algo. No detendrá las manos asesinas, pero dispondremos de un marco legal y jurídico para que los ministerios públicos no sigan haciéndose guajes en la investigación de los asesinatos y la persecución de sus autores, sean del “cártel” que sean…

El asesinato de la colega veracruzana conmovió al sector más sensible del periodismo nacional. No es muy grande, pero en él están los periodistas comprometidos con el periodismo, ese que da voz a quienes no la tienen.

Ayer domingo, estos periodistas se reunieron a las puertas de la representación del estado de Veracruz para manifestar su consternación e indignación, ahora, por el asesinato de Regina, corresponsal de la revista Proceso.

La alerta dada por el grupo de periodistas congregado ayer fue lanzada a Felipe Calderón, a Marisela Morales (procuradora general), a Javier Duarte (gobernador del estado), y a Felipe Amadeo Flores (procurador estatal).

Veracruz es el estado mexicano en donde han sido asesinados más periodistas. Miguel Ángel López Velasco, Misael López, Yolanda Ordaz de la Cruz, Noel López Olguín, Evaristo Ortega Zárate, y Regina.

Todos los crímenes en Veracruz se mantienen impunes. Veracruz, como se aseguró durante la reunión de ayer, se ha convertido en uno de los estados de más alto riesgo para el ejercicio periodístico, pese a las reiteradas promesas y compromisos del gobierno estatal por esclarecer los homicidios.

Ayer mismo, el procurador veracruzano refrendó “el compromiso absoluto del gobierno de Veracruz para lograr el esclarecimiento de este caso” (el de Regina).

Es más, el funcionario dijo: “No tengan duda de que trabajaremos con todos los recursos que tenemos a nuestro alcance para esclarecer estos hechos…”

Cuántas veces hemos escuchado este discurso.

Hasta ahora, de nada han valido los compromisos de palabra, ni la creación de fiscalías o leyes para la protección de los periodistas. México se ha convertido en uno de los países más peligrosos del mundo para nosotros.

Los periodistas reunidos ayer reclamaron: “Basta ya de impunidad en los crímenes contra periodistas”.

analisisafondo@cablevision.net.mx

 

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