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1331 3 Junio 2013

 

Cómica mordaza en Nuevo León
Hugo L. del Río

Monterrey.- Si escribo que Fernando Larrazabal es rata, probablemente me encerrarán en el Topo Chico, la penitenciaría con el récord mundial de suicidios de reos. Ah, pero si publico que el buenazo de Larry vende el medio kilo de queso en veinte millones de pesos, y comento que me parece un precio excesivo, ¿qué me sucede? Nuestros diputados están empeñados, primero, en amargarnos la vida y, segundo, en castigarnos si osamos criticar a alguna de las personas a quienes buscan proteger con la adenda al Código Penal del Estado, que amplía la interpretación del ciberbullying hasta tipificar como delitos textos o vídeos que la causan “ a una o a varias personas deshonra, descrédito, perjuicio” o la/las exponen al desprecio.

El agregado apesta a censura en el medio electrónico, que es el más socorrido por la sociedad. Pero, vamos a ver: diga lo que diga zutano o merengano, un político como Larrazabal ¿pierde la honra o el crédito? ¿Se puede perder lo que nunca se tuvo? ¿Acaso el de Oaxaca no se expuso, por su propia voluntad, al desprecio de los regiomontanos? Y si planteo en mi columna que Margarita Arellanes gasta una fortuna en infomerciales de radio y TV para irse proyectando como candidata a gobernadora, ¿caigo en infracción merecedora de ser punida? Los padres conscriptos del PAN, al igual que sus homólogos del PRI y otros partidos, se quieren poner a salvo del juicio de la opinión pública.

Con todo y la adición al mandato jurídico, es difícil que lo logren. En sus 36 años de dictadura, Franco no pudo callar ni a los periodistas ni a los cineastas ni a los escritores ni, mucho menos, a las amas de casa. La famosa “Cámara Negra” de los zares donde se supone que la infame Ochrana –la policía política– censuraba a los súbditos de todas las Rusias, fue siempre motivo de cachondeo igual para los más encumbrados artistas que para el más humilde mujik.

Hay tantas formas de burlar a los censores. Si el gobierno –no es papá: es padrastro y nos putea de a feo– quiere imponernos esa suerte de toque de queda tipográfico, audiovisual o cibernético, podemos, por ejemplo, sostener que los tránsitos no son mordelones ni pasan corriente a los de arriba: ocurre que los pobres hombres reciben aportaciones voluntarias de conductores que violan el reglamento vial. Y por allí nos vamos.

Pie de página:
Salio picarón mi amigo Michael Douglas. El cáncer de garganta que sufrió, dijo, no se debió ni al tabaco ni al chupe, sino al sexo oral que practica o practicaba con entusiasmo. Adicto al cunnilinguis, Michael dice que lo similar cura lo similar y así sanó. Por lo pronto, su esposa, la guapérrima Catherine Zeta-Jones se volvió bipolar. ¿Se deberá esto a que en casita Michael seguía prácticas aprobadas por los descendientes de aquellos aburridos puritanos, pero por fuera se soltaba el pelo?

 

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