Los que ganan con la guerra
Hugo L. del Río

Monterrey.- Las matanzas perpetradas en Michoacán en estos últimos días confirman que las agencias de inteligencia –las nuestras y las gringas– no están funcionando bien. Eso o, en plan de mal pensado, el mundillo de huelecalzones opera correctamente, pero para desestabilizar al Estado mexicano.

Autoridades de los tres niveles coinciden en que los ataques contra la Policía Federal y los habitantes de Los Reyes, fueron operaciones minuciosamente organizadas y preparadas al mínimo detalle. En buen castellano, eso significa que los templarios o cualquiera que haya sido el cártel, dispusieron de suficiente tiempo para afinar los golpes. ¿Y qué hacían los 007, igual los Bond pecosos que los Bondojitos de huarache? Es cosa harto sabida que Tierra Caliente –igual en Michoacán que en Guerrero– es zona de guerra y en esa región hay 19 Municipios michoacanos considerados “focos rojos”.

Si la Federación lo sabe, ¿por qué no hace algo al respecto? Veintidós muertos en una jornada y seis muertos más después –hablamos de 28 víctimas hasta la tarde del jueves— deberían poner a pensar incluso a una alma de Dios como el gobernador Jesús Reyna, quien se limita a repetir como loro que no se ha perdido la gobernabilidad y que los tarascos pronto verán los milagrosos resultados de la terapia antinarco. “Es cuestión de tiempo”, dice Reyna. Se habla de la desaparición de poderes. No creo que eso solucione nada.

Un columnista de mis respetos sugirió aquí que el Ejército emplee a fondo su material pesado. Tampoco creo que con tanques, cañones de largo alcance y cazabombarderos resolvamos la crisis. El buenazo de Peña Nieto les promete a los michoacanos más tropa para devolverles “la paz y la tranquilidad”. El meollo del asunto es que a cabronazo limpio o sucio no salimos del laberinto.

Lo que necesitamos es inteligencia financiera para detectar las cuentas bancarias y los bienes patrimoniales de los capos, y decomisar o por lo menos congelar esos tesoros; espionaje a la antigüita para acalambrar a los sayones antes de que maten más gente. Sería bueno, también, entender que los peces gordos del narcotráfico no son pistoleros baratos como el chapo, los Z40 y toda esa numerología; ni los Beltrán Leyva ni nada ni nadie que se les parezca.

¿Usted se imagina al chapo jugando a armar castillos de billete gordo euro con la banca suiza, o negociando impunidad con jefes de Estado? Si lo ven llegar a Palacio lo van a confundir con el afanador y le darán la escoba y el cubo para la basura. Una cosa son las paridas y otra las preñadas.

SOS: Si alguno de mis cinco lectores conoce a la señorita Alejandra Frías, de Banamex, por favor dígale que he llamado mil veces al fono que me dio y lo único que me dicen es que el número de plástico que les leo, tarjeta en mano, no existe. Señor de los Tres Clavos: ¿habrá algo que trabaje correctamente en lo que nos queda de este país?