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1377 6 Agosto 2013

 

Censura, por el bien del estado
Hugo L. del Río

Monterrey.- Lo único peor que la censura es la autocensura. Casi 50 mexicanos murieron a balazos en Zacatecas entre el jueves y el sábado. Pero, ah, los propietarios de los medios firmaron con el gobernador Miguel Alonso Reyes el convenio “por nuestra imagen” y “para mejorar la percepción del estado”. Es un compromiso para no publicar una sola línea sobre los asesinatos y demás actos ilícitos del crimen organizado.

En Tamaulipas –cinco muertos en Reynosa y tres en Matamoros– ya se sabe de qué pasta vil están hechos los editores. Así se caiga el cielo o aparezca Jesús El Hombre preguntando por Margarita Arellanes (no está obligado a conocer la geografía norestense), los tamaulipecos no divulgarán nada. Y en Sinaloa habrá una que otra excepción, pero es más de lo mismo.

Las 57 víctimas de la narcoviolencia en estos tres estados fueron noticia en todo el mundo, menos en México. Se salvan, como siempre, Proceso y La Jornada. “Ninguna fuente oficial ha informado de los sucesos”, escribe Raquel Seco en El País. En Zacatecas no pasó nada, asegura el gobernador.

Hubo tiroteos a lo bestia en Valparaíso, Río Grande, Fresnillo y Jerez: zetas contra golfos. Son sicarios, de suerte que el gobierno no toma en cuenta a las bajas. Pero tampoco se puede engañar a los periodistas que buscan la verdad. Proceso y La Jornada se enteraron, de manera extraoficial, por “fuentes militares”; testigos y civiles que entraron a las redes sociales.

Matanzas así, de más de medio centenar de personas abatidas, aunque hayan sido sicarios, estremecen y obligan a buscar respuestas.

Lo que encontramos: retenes de los cárteles en las carreteras michoacanas. La Ruana, una pequeña ciudad, sitiada por los templarios, quienes en otro puesto de control a la entrada de Apatzingán, prohíben, así como lo escribo, que gente de La Ruana ingrese a esa cabecera municipal.

¿Cómo podemos interpretar los hechos, confirmados, de que el narcotráfico controla carreteras y pone bajo sitio a ésta o aquella localidad? Pemex, Bimbo y Coca Cola ya no distribuyen sus productos en ciertas zonas de la Tierra Caliente. Los matarifes tienen bajo sus órdenes a las autoridades locales y por lo menos a un segmento importante de los Ejecutivos estatales en las citadas entidades y otras más.

Pero, la paz reina en Varsovia.
El gobernador de Michoacán, Jesús Reyna, dice que “poco a poco” se restablecen la ley y el orden. Más cínico todavía, el titular de Seguridad Pública, Alberto Reyes Vaca, declara a la Prensa de Morelia que “bajan los índices delictivos”.

Mucho me temo que tiene la razón el colega Jorge Fernández Menéndez, quien escribió en Excélsior:”Hay otros grupos armados que están a medio camino entre la política y el crimen”.

 

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