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1377 6 Agosto 2013

 

Epílogo de Pemex
Ricardo Javier García

Monterrey.- El 3 de Abril se cumplieron 110 años de que se perforó el primer pozo petrolero en Ébano, San Luis Potosí con profundidad de medio kilómetro. En años siguientes, compañías norte-americanas e inglesas invadieron nuestro país, hasta el 18 de Marzo de 1938 a las 10 de la noche, cuando el Presidente de México Lázaro Cárdenas del Rio nacionalizó la industria petrolera. Tres meses después se creó Petróleos Mexicanos con facultades constitucionales para explorar, extraer, refinar y comercializar el petróleo y sus derivados.

De acuerdo a documentos de Pemex entre 1981 y 1982 la producción de crudo osciló entre los 2.3 y 2.7 millones de barriles, previendo alcanzar 3 millones de barriles diarios en 1983. Eran épocas de bonanza del Instituto del Petróleo, que daban asistencia técnica a once naciones de Latinoamérica y el Caribe: Chile, Brasil, Ecuador, Venezuela, Perú, Colombia, Guatemala, Costa Rica, Cuba, Jamaica y la Dominicana. Además se apoyaba a India para localizar hidrocarburos y  firmaban contratos con España, China, Yugoslavia y Dinamarca para asesoría petrolera, desarrollándose técnicas 100 por ciento mexicanas.

A partir de 1982, el inicio del sistema neoliberal desmanteló la experiencia mexicana. Del 2000 al 20012 con ayuda del sindicato, se despidieron empleados de confianza y se aceleraron jubilaciones de técnicos e ingenieros experimentados, con el nebuloso objetivo de privatizar el ciclo productivo de exploración, perforación, extracción, conducción y refinación.

Actualmente (de acuerdo a Pemex) la producción es de 2.9 millones de barriles con reservas probadas (1P) de 13 mil 800 millones de barriles de petróleo crudo equivalente, y reservas probadas y probables (2P) de 26 mil millones de barriles, de los cuales el 70 por ciento se halla en aguas someras.

Con lo anterior, concluimos que tenemos petróleo en abundancia pero no tenemos vergüenza con el descuido de 30 años en PEMEX.

Fue el desmantelamiento de cuadros técnicos, científicos y de ingenieros calificados, la insolvencia dirigida, desaparición de la Dirección de Competitividad e Innovación, Seguridad industrial y Protección Ambiental, así como la privatización disfrazada aplicando contratos de servicios múltiples, el abandono de plataformas petroleras, la configuración de refinerías existentes con fallas técnicas y legales, los recursos destinados sólo a gasto presupuestal y fiscal, el desmantelamiento del Instituto Mexicano del Petróleo, además de corrupción del dirigente sindical Carlos Romero Deschamps (de la cabeza a los zapatos) así como la inestabilidad administrativa por complicidad de gobiernos panistas y priistas, lo que terminó con Pemex.

Si tenemos reservas probadas, más probables, más posibles (3P) de 43 mil millones de barriles de petróleo crudo equivalente, la reforma energética debe sustentarse fiscalmente en modernizar y custodiar nuestra riqueza retomando la ciencia y tecnología e invitando países avanzados para industrializar los derivados de la mermelada petrolera.

 

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