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1389 22 Agosto 2013

 

EL CRISTALAZO
Polacos, nautas mancillados, quejas
Rafael Cardona

Ciudad de México.- Jamás he ido a esa playa. Por lo visto en las imágenes es un arenal rasposo y además tiene un nombre muy feo: Gdynia, pues ya sabe usted en ese idioma se juntan las consonantes y se prolongan las terminaciones en “iski, oski ian, inia” y quien sabe cuántas cacofonías más tan distantes de nuestra bella lengua hecha de giros y dejos como alas de mariposa.

Pero el caso de la playa Gdynia no tiene relación alguna con la lengua polaca. Nuestra cercanía con tan extraño idioma nunca llegó más allá del Papa Wojtyla quien como todos sabemos siempre tuvo un sitio en el corazón de México, circunstancia jamás honrada por los vandálicos seguidores de un equipo de futbol bastante pichurriento llamado “Ruch Chorzow” o algo así.

Ya es de conocimiento general el extraño incidente en el cual los racistas del Chorzow, al giro de “nrudazy czarnuchy”, algo así como decirle a alguien “pinche negro”, la emprendieron contra los nautas mexicanos cuyo estudio del Ponto se desarrolla en una circunnavegación simbólicamente pacifista (nunca tan simbólica como ahora) a bordo del buque “Cuauhtémoc”.

Los polacos creyeron , supusieron o pretextaron, vaya usted a saber, un acoso fajador de los herederos de Azueta y Uribe hacia las polacas, con una intensidad como para reducir a nada los ardores fornicatorios de Napoleón hacia María Walewska, quien como todos sabemos además de su belleza tenía el atractivo de estar casada con un señor llamado Atanasio Walewsky. Esta dama –se conoce–, le entregaba con frecuencia al Emperador el tesoro de su hermosura a cambio de favores políticos hacia su patria mancillada. En fin…

Pero los “hooligans” (no se como se dice “hooligan” en polaco) verdaderamente “se mancharon” y tuvieron hacia los marinos mexicanos una actitud casi como de maestros de la sección 22 contra la policía federal o los soldados.

Finalmente, el ataque no produjo consecuencias fatales en la marinería nacional y sólo algunos fueron atendidos en el hospital de la zona. Todo se redujo a un desagradable incidente por el cual México entero, la patria al unísono, ha protestado con vehemencia. “Masiosarowsky...”

De la presidencia de la República a la Cancillería y el Congreso, todos nos hemos quejado contra los polacos. Bueno, ya ha habido quien proponga un boicot a los libros de la Poniatowska y un sabotaje a las funciones de teatro de Ludwika Paleta.

Pero sin llegar a esos extremos de indignación, yo pregunto si no sería bueno también protestar por las frecuentes golpizas o secuestros contra los policías y soldados mexicanos a manos de otros mexicanos. Nos indigna mucho cuando a nuestros paisanos los madrean en Polonia, pero se nos pasan de noche las peores agresiones locales. 

¿Alguien ha propuesto en la Comisión Permanente un punto de acuerdo en defensa de la Policía federal? He aquí algunas reflexiones sobre esa materia. Vea usted. 

México es un país extraño. En diciembre las ollas de barro, previa envoltura de papel brilloso y colorido, se convierten en piñatas. Los niños les dan de palos. El resto del año la policía sirve para tal finalidad.

La libertad de expresión, el derecho de manifestación y todas las demás conquistas de la “democracia”, son utilizadas como pretexto para apalear a los policías, federales, municipales, ministeriales, estatales, preventivos, bancarios, auxiliares, camineros o de cualquiera otra denominación, en una extraña mutación.

Los jefes de estos pobres los mandan desarmados (mira lo lindo de la civilidad) Y a ellos no les queda sino resistir como “punching bags “ de cualquier organización de salvajes; ya sean “maestros”, estudiantes, inconformes políticos, anarquistas profesionales, carne de cañón de las izquierdas, policías comunitarios, guardias pueblerinas y cuanto disfraz se pongan los saboteadores del Estado.

¿Y el Estado? Bien, gracias, sudando la cruda del 68:

“La Comisión Nacional de Seguridad de la Secretaría de Gobernación (Segob) informó que 20 policías federales resultaron lesionados –tres de ellos continúan hospitalizados—durante la irrupción de un grupo de maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) a la Cámara de Diputados la noche del lunes.”

“En un comunicado, la dependencia detalló que los tres policías que ameritaron hospitalización, se encuentran estables y en ninguno de los casos hay lesiones que pongan en peligro su vida, por lo que se espera que sean dados de alta en las próximas horas.”

“Además, la Segob sostuvo que todos los elementos federales que trataron de impedir la entrada de los maestros al recinto de San Lázaro iban desarmados y sólo utilizaron el equipo de protección necesario –espinilleras, coderas, escudos y cascos– para contener a los manifestantes”.

Lo anterior prueba dos cosas: espinilleras, coderas, escudos y cascos no sirven para nada excepto para un concurso de patinetas o un partido de “rollerball” .

En otros lugares del mundo las cosas son distintas (no digo mejores, digo distintas) :

“El Cairo.- La espiral de la violencia se acelera con 25 policías y 37 detenidos islamistas muertos en menos de 24 horas en Egipto, donde soldados y policías reprimen de manera sangrienta a los partidarios del depuesto presidente Mohamed Morsi, calificándolos de terroristas.”

¿Existe el punto medio entre ambos extremos, la tolerancia plena o la represión criminal? Claro, se llaman acciones disuasivas. Mangueras, gases, pintura, balas de goma, caballos, tanques antimotines.

¿Tanques antimotines; fascista polaco, “hooligan” de la tecla?

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