MALDITOS HIPSTERS
Las lecturas literarias
Luis Valdez

Monterrey.- Yo no sé qué gana la gente en las lecturas literarias. ¿Cultura? ¿Dinero? ¿Amor? ¿Relaciones públicas? ¿Ego? ¿Fama? ¿Seguirían asistiendo si les dijera que en realidad no se gana nada y la mayoría de las veces uno tiene que pagar su propio café?

Hace un par de semanas anuncié que me toca leer en un conocido café del centro de la ciudad.

Originalmente me apuntaron por invitación de un amigo (Carlos Calles) y me pareció que aunque no tenemos el mismo estilo y quizá tampoco las mismas inquietudes literarias, sonaba interesante.

Tiempo después, otro amigo (el joven poeta Zermeño) me dijo que íbamos a leer juntos. Está bien. Intenté intimidarlo exigiendo que por cada texto o cuartilla que un autor leyera, debería arrancarse un vello del pezón. De inmediato me confesó que no es muy frondoso en el aspecto del pelo en pecho, pero que estaba dispuesto a untarse shampoo de chile para no quedar mal.

La propuesta de arrancarse vello por vello se pospuso. Lo que no propuso fue la inclusión de un cuarto en la mesa, que sepa de dónde salió y cuyo nombre todavía no sé. No entiendo esto de anotarse para un evento. Llevo tres años sin leer en este ciclo de escritores sólo porque nunca me ganan los ánimos de apuntarme a tiempo. Y ahora resulta que al parecer cada quien se apunta cuando le da su gana.

¿Qué gana la gente en las lecturas literarias? Tanto el que lee como el que escucha. ¿Gana más el que lee, el que escucha, el que organiza o el que vende el café, los refrescos y las cervezas?

Ya es jueves y justo hoy me toca el mentado evento. Carajo, ¿en qué me he metido?