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1412 24 Septiembre 2013

 

Factores de alarma en NL
Jesús González

Monterrey.- Nuevo León está inmerso en un estado de potencial conflictividad social. Ni siquiera en los convulsos años 70 se habían conjuntado tantos factores que pudieran provocar una crisis en nuestro estado, que tradicionalmente vive en una “paz social”.

Las víctimas

En medio de la crisis de violencia que nos azota, el Estado ha dejado a una parte importante de la población decepcionada de lo que parecía una sociedad modelo. La falta de justicia en el caso de las personas que han sido ejecutadas o en el peor de los casos desaparecidas ha sembrado una semilla de resentimiento hacia las autoridades y hacia la sociedad misma. Algunas de estas familias, muy pocas, han logrado encauzar estos sentimientos en la búsqueda de sus familiares o en la búsqueda de justicia, enfrentando y exhibiendo al sistema de justicia penal que no funciona.

Otro factor de esa misma crisis es la sangría económica que significa, el secuestro y la extorsión de personas con recursos económicos. Muchas de esas familias debieron huir después de ser víctimas de estos delitos, pero conservan sus propiedades en Nuevo León y visitan continuamente el estado. Han tenido tiempo de analizar los errores de la sociedad neoleonesa y los propios, han tenido la oportunidad de comparar la vida en otras ciudades de México y el extranjero con la que vivieron los últimos años en Nuevo León y son conscientes de los errores que se han cometido.

Los pequeños empresarios derrotados

Siendo honestos, Nuevo León ya no es la entidad que podía consumir y consumir bienes y servicios de manera casi ilimitada. La merma en el poder adquisitivo ha significado el cierre de pequeñas empresas –mortandad de empresas que vaticinara Carlos Slim en 2008 después de la crisis financiera en Estados Unidos–. Naturalmente, al cerrar estas empresas se ha cortado de tajo el empleo a mujeres y hombres del estado, quienes han tenido que emplearse en maquiladoras o en otras empresas, donde el ingreso es menor. Estos pequeños empresarios buscan recuperarse abriendo nuevos negocios con inversiones más modestas, pero la realidad del consumo en Nuevo León no lo permite, a esto contribuyen los gobiernos estatal y federal al incrementar impuestos y no generar programas de impulso a la economía.

Los jóvenes con la ansiedad del futuro

Somos el estado con mayor deserción escolar en el nivel Secundaria, y esas chicas y chicos que logran terminar se encuentran con que es necesario tener una posición económica desahogada para poder acceder al bachillerato, aún en la pública UANL donde, si no se cuenta con una beca (que cada vez son más escasas por la selectividad con que son entregadas) deberán pagar un promedio de 6 mil pesos al iniciar cada semestre.

Las otras opciones son las escuelas privadas que por un lado son inalcanzables para muchos y por otro están enfocadas en bachilleratos técnicos, que sólo ofrecen un proyecto de vida como empleado de bajos salarios. Gran parte de las personas con conductas antisociales son jóvenes, los empujamos a ellas, algunos participan o han participado con grupos delictivos, han manejado armas de fuego y tienen un resentimiento social que no ha podido ser tratado ni al interior de las familias ni con políticas públicas de contención y prevención.

Los trabajadores desechables

La realidad de las condiciones de trabajo en Nuevo León no tiene nada que ver con las condiciones doradas de hace 30 o 40 años, hoy se han extendido prácticas como la subcontratación (outsourcing) o el pago por honorarios en las grandes empresas, prácticas que afectan la productividad de las labores por carecer de prestaciones, antigüedad, etc.

Hoy muchos trabajadores dicen: “haces como que me pagas y yo hago como que trabajo”. Las malas condiciones de trabajo provocan conductas negativas como el robo hormiga de mercancía (supermercados) o el maltrato a usuarios (conductores de transporte público). Incluso, en el caso de los sindicatos, existen rebeliones importantes ante la conciencia de que los líderes no velan por los intereses de los trabajadores (trabajadores del estado, maestros y de maquiladoras). En casos extremos, las malas condiciones de trabajo han provocado la muerte de trabajadores como en Ternium y persiste la explotación sin control de empleadas domésticas.

Migrantes

El número de migrantes es poco variable en los últimos años. Algunos vienen de lugares en guerra como Tamaulipas o de zonas de desempleo en ascenso, como el sur de Nuevo León y ciudad de México. Estos migrantes ya no tienen la programación mental con la que se construyó el estado, exigen su derecho a conservar sus costumbres y comienzan a influir en sus círculos sociales, sin dejar de mencionar que el flujo de migrantes centroamericanos está creciendo.

Clase política incapaz

Como nunca antes, las autoridades de Nuevo León han sido rebasadas por la realidad, en casi todos los rubros de responsabilidad gubernamental. Existen ejemplos ícono de corrupción o incapacidad, tal vez el mayor de ellos sea la monumental deuda pública del Estado que supera, según estimaciones privadas, los 60 mil millones de pesos. Una incapacidad que ha dado al traste con proyectos en apariencia positivos, como la corporación policiaca Fuerza Civil.

Clase empresarial inmóvil

Una gran parte de los empresarios de Nuevo León declinaron el papel que habían tenido hasta hace unos años, su responsabilidad social fue sustituida por la preocupación por sostener las ganancias de sus empresas dentro de la crisis. En muchos casos, prefirieron vender sus empresas a extranjeros o empresarios de otros estados y retirarse de Nuevo León, abandonándolo. Hoy ya no son un factor de cambio.

Medios de comunicación indolentes

Cuenta Robert Fisk, reportero inglés que ha cubierto sinnúmero de guerras, que en una plática con la valiente periodista israelí Amira Hass ella le comentó que el trabajo de los medios de comunicación es “controlar los centros de poder”. En Nuevo León, la mayoría de los medios ha declinado su responsabilidad social. Conceden gran cobertura a notas polémicas para poder vender periódicos o publicidad en TV, y la realidad construida por su discurso no corresponde con la que vive la población, no existe rigor para dar seguimiento a problemáticas sociales e incluso, llegan a despedir a periodistas críticos. 

Sume los factores anteriores, y verá que es una combinación de factores muy riesgosa. Tenemos una alerta a tiempo.

PD: En el otro lado de la moneda, hay un número cada vez mayor de neoleoneses por nacimiento o adopción que buscan evitar una explosión social, pero no son suficientes. Aún.

@proyectoepuente

 

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