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1502 28 Enero 2014

 

Cuesta empinada
Lupita Rodríguez Martínez

Monterrey.- Como cada año nuevo, el pueblo mexicano se despertó con alzas de precios y otros impuestos debido a las reformas fiscal y energética, cuyas “bondades” promueve el gobierno federal con un gran despliegue en medios. Pero, por los aumentos al gas, gasolina y electricidad mandaron desaparecer el spot de que las tarifas van a bajar… sí, ¡pero dentro de 15 o 20 años!

Con el pretexto de combatir la comida “chatarra” gravaron el pan de dulce y los cereales procesados, básicos en la dieta diaria del mexicano. También aumentaron el ISR, además del impuesto a los bonos de los trabajadores y el IVA en las fronteras, todo lo cual provocará fuga de divisas, ya que la población fronteriza buscará hacer sus compras en el “otro lado”. Localmente ha causado mucha indignación el alza del 20 por ciento en las tarifas del transporte, que daña de manera muy grave la economía de los nuevoleoneses.

La cuesta de enero comenzó desde diciembre del 2013 y parece que no va a acabar, con el aumento del 8 por ciento de algunos comerciantes avorazados a refrescos y bebidas endulzadas, chocolates, frituras, chicles, cacahuates, paletas, cereales, helados y pan dulce, entre otros productos de consumo popular.

La escalada de aumentos se agrava porque los energéticos están presentes en todas las actividades económicas e impulsan una inflación generalizada, aunado a que los impuestos empresariales son trasladados al consumidor, fortaleciendo la tendencia alcista de los precios de bienes y servicios. En contraste, el aumento salarial fue de 3.9 por ciento, que todavía no terminaba diciembre cuando el fenómeno inflacionario lo había hecho ya nulo y harto insuficiente para enfrentar las necesidades más fundamentales de la población.

Esta empinada cuesta se la debemos a los legisladores del PRI y a los PRD, cuando estaban en el Pacto por México, que suscribieron con tanto entusiasmo y convicción y ahora se declaran divorciados y arrepentidos.

Supuestamente las nuevas cargas impositivas, que para algunos es una simple miscelánea fiscal, tienen un criterio saludable, pues fueron planeadas como parte del combate contra el sobrepeso, la obesidad y otras enfermedades crónico-degenerativas. Es decir, el encarecimiento de alimentos “no básicos” con alto contenido de calorías, es una de las estrategias de la cruzada por la salud para adelgazar la cintura de la población. Cuestión difícil de creer, pues bien sabemos que la base saludable de la sociedad no está en el gasto, sino en una buena educación sobre alimentación nutritiva en la familia y en la escuela.

Por el supuesto fin de castigar el precio y reducir el consumo de productos considerados ‘engordantes’, a las bebidas azucaradas se les aplicó un incremento de un peso por litro y para el resto de los productos “chatarra” un 8 por ciento. Con estas ‘saludables’ medidas lo que seguramente ya adelgazó son las carteras de los jefes y las jefas de familia, al tener que desembolsar en promedio 850 pesos mensuales más en la compra de productos de consumo popular, lo cual representa un decremento del 10 por ciento en su poder adquisitivo y en los casos de la población sujeta al salario mínimo en alrededor del 40 por ciento de su ingreso.

La terca realidad desmiente a quienes promovieron y aprobaron la reforma energética, así como a quienes con la engañosa campaña de spots nos piden estar abusados e informados, pues iniciando el año Pemex subió 29 centavos el nefasto ‘gasolinazo’ o deslizamiento mensual que se mantendrá, con todo y reforma, hasta dizque acabar con el subsidio a las gasolinas y de lo cual poco nos informan.

A pesar de que la reforma energética también se promovió para abaratar la electricidad, la CFE comenzó el año con alzas en sus tarifas, que se actualizarán mensualmente. La tarifa doméstica sin subsidio subió de 3.807 pesos a 3.822 el kilowatt/hora, mientras que la tarifa industrial aumentó 1.2 por ciento en el horario de 0:00 a las 6:00 horas y de un 0.67 por ciento en el horario de 20:00 a 22:00 horas. Para terminar de completar la cuesta arriba, el precio del gas natural también tuvo un incremento de 18 centavos, mientras que el gas LP aumentó 17 centavos.

Un economista consciente sabe que la peor medida en época de crisis es aumentar impuestos, porque daña fuertemente la capacidad de compra de la población y reduce violentamente el mercado interno, convirtiéndose en una política recesiva que profundiza la crisis que a nivel mundial y nacional se vive.

¿Dónde quedó la promesa de Peña Nieto de que en su administración el país crecería en 6 por ciento anual, cuando en el 2013 apenas crecimos al 1 por ciento? Esta situación es muy grave, porque en el último año de Felipe Calderón la economía creció en 4.2 por ciento. ¿A dónde llevan a México las reformas estructurales?

 

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