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1508 5 Febrero 2014

 

El cuento del astronauta
Eligio Coronado

La literatura es una verdad escrita. Desde que el texto comienza a escribirse ya tiene una existencia, una existencia manifiesta sea cual fuere su estructura o género. Y no hace falta que el texto esté terminado o no. Basta con que esté en proceso para que cuente para el autor, y si cuenta para él, ya existe como literatura, independientemente si se publica o no.

Tampoco importa su naturaleza: si se basa en hechos reales o ficticios, o en verdades supuestas o en mentiras aparentes porque, una vez iniciado, se convierte en algo verdadero: su escritura es su constancia de verdad.

En El quinto reino*, de Ramiro Garza (Monterrey, N.L., 1930) encontramos el cuento “A Quien Encuentre Esta Botella Flotando En El Espacio” (sic) en donde la verdad se establece a partir una serie de absurdos, lo cual no afecta la existencia de texto, por más que todo sea perfectible.

El breve cuento refiere las últimas horas de un astronauta cuya nave va a ser destruida para ocultar un error en el desarrollo de la misión: “dentro de unas cuantas horas un proyectil teledirigido me buscará inevitablemente, destruyéndome (…) para evitar que queden mi nave y mi cadáver como muestras de un lamentable error”. (p. 15.)

El personaje de esta situación límite oculta su nombre, su nacionalidad y hasta su idioma para no comprometer a su país, pero no puede ocultar su estado civil: “pienso en mi mujer, que a estas horas quizá les dé un beso a los niños antes de dormir”. (p. 16.)

El Director Político de su patria (recurso inteligente del autor para no revelar la forma de gobierno del país involucrado) le ha pedido no evidenciar su origen y piensa que a su esposa “Se le pedirá también bajo juramento el necesario silencio que oculte este inevitable fracaso”. (p. 16.)
El texto, escrito “en esperanto” (p. 15) es lanzado al vacío en una botella de combustible para que sea entregada “al país más poderoso de la tierra. Como nadie sabrá quién fui, sólo pido se respete la memoria de los que (…) fuimos ahogados en el silencio de un fracaso”. (p. 16.) Todo el drama concluye filosóficamente: “¡Es hermoso morir tan cerca de las estrellas que uno ve de niño como algo lejano e inalcanzable…!” (p. 16.)

El cuento terminado tiene una existencia comprobable porque ya está escrito. No es una simple idea o proyecto, sino una realidad. Sin embargo, sus bases son incongruentes: ¿cómo va a ser desconocida la existencia de un astronauta si el programa aeronáutico de un país es ampliamente cubierto por los medios, requiere de un presupuesto federal especial que se discute acaloradamente en el congreso y compite con otros países en la carrera por la conquista del espacio? ¿Y el propio astronauta no requiere de un contrato laboral, un larguísimo entrenamiento físico especial, una dieta alimenticia rigurosísima y un control médico y psicológico a cada minuto? ¿Y la explosión en el espacio no será detectada por ningún radar o medio de comunicación de ningún país? ¿Y no se hacen estos lanzamientos espaciales con exagerado bombo, platillo y presunción para justificar el derroche presupuestario? ¿Se hará mágicamente el silencio en torno a esta figura pública? ¿Y no estaba este astronauta registrado en ninguna parte como esposo, padre, hijo, hermano, ciudadano, empleado, profesionista, piloto aviador, sujeto de crédito, elector, egresado, contribuyente? ¿Lo desaparecerán de todos los registros oficiales, circunstanciales y personales?
Seguramente el autor consideró todas estas inconsistencias y decidió valerse de ellas. Después de todo, él tuvo que seguir sus instintos creativos y le funcionó; la prueba es que este cuento, publicado por primera vez en 1965, logró trascender y cuarenta y ocho años después se sigue reeditando, leyendo y discutiendo.

Ramiro Garza. El quinto reino. 13 narraciones sobre la dimensión “N”. 4a. ed.,Monterrey, N.L.: Edit. UANL, 2013. 78 pp.

 

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