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1525 28 Febrero 2014

 

¡Ahora resulta!
Hugo L. del Río

Monterrey.- Cosas veredes. Al Chapo Guzmán lo van a encausar por
el cambio climático y quemarle los pies a Cuauhtémoc. Pero no será acusado de narcotráfico. Señor de los Tres Clavos, pero si precisamente de eso se trata. Ahora resulta que Joaquín Guzmán es presunto culpable de asesinatos, secuestros, extorsiones y todo lo que usted guste y mande. Pero de negociar con drogas, nada.

Si esto no es incompetencia no sé cómo llamarlo. Al parejo con la novedad que nos regala la Procuraduría General de la República, tenemos las travesuras que hicieron en Culiacán y Guamúchil los fans del capo chaparro. Se necesita padecer mucha hambre, no tener ni un adarme de vergüenza o ambas cosas para salir a la calle a demandar, unos, la liberación del sinaloense; otros, que se le siga un juicio justo.

Es verdad que vivimos en México y no en Suecia. Aquí el Estado deja en manos del Ser Supremo la atención a las necesidades más elementales y urgentes de las capas desamparadas de la población. Y aquí entran en acción las redes del narco: llenan los espacios que la burocracia deja vacíos: construyen canchas deportivas, pagan cuentas de hospitales, reparten despensas y todo eso. Pero nada es gratis. Los pistoleros se llevan a las muchachas y reclutan a los güercos –plebes, les dicen en el noroeste– para enseñarlos a matar y traficar con estupefacientes. Se necesita estar hundido en la más espantosa de las miserias para solidarizarse con estos criminales dedicados a la más despreciable forma de delinquir.

No fueron muchos los que salieron a expresar su simpatía con El Chapo: quizá mil 500 en Culiacán y unos cuatrocientos en Guamúchil. Pero son suficientes para impresionar a tirios y troyanos. Este es un segmento de nuestro pueblo: un tramo poblacional más identificado con el lumpen que con el proletariado. Son lo que hemos hecho de ellos. Muchachos que sueñan con arrojar granadas, disparar la cuerno de chivo, torturar; muchachas que ambicionan ser el segundo o tercer frente de los cabecillas del tráfico; padres que le vendieron su alma al diablo por una palmada en la espalda de cualquier jefecillo de banda matona. No nos quejamos: por acción u omisión, nosotros corrompimos y descarriamos a estos mexicanos.

Los discursos, las promesas y las sonrisas, los informes de Presidentes, gobernadores, alcaldes, se olvidan ante la imagen de aquel niño que hace años presumió en las cámaras de TV: “Yo degollo”. En su editorial institucional, el matutino El Debate, de Mazatlán, escribe: “Se especula que gente ligada al narcotraficante atrapado costeó los gastos que se generaron con tan inusual movimiento. Hubo durante el recorrido reparto de tamales y refrescos pero, además, varias bandas amenizaron el evento”.

Pie de página
Un millón de disculpas. Ayer me equivoqué: el segundo apellido del gobernador oficial de Sinaloa es Valdés y no Velarde.

hugoldelrioiii@hotmail.com

 

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