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1543 26 Marzo 2014

 

Muerte en Venezuela
Hugo L. del Río

Monterrey.- Adriana Urquiola, de 28 años, con un bebé de cinco meses en el vientre, fue abatida a balazos en el municipio venezolano de Guaicaipuro, en el estado de Miranda. La joven no participaba en las protestas ni en la defensa del gobierno. Simplemente salió a la calle a atender sus asuntos y ya no volvió a casa. Con ella, suman treinta y cuatro los venezolanos muertos en el mes y medio de manifestaciones, bloqueos y plantones en demanda de la renuncia del jefe de Estado que habla con los pajaritos.

A juzgar por el rumbo que llevan las cosas, más temprano que tarde el Presidente Nicolás Maduro ordenará al Ejército disparar contra el pueblo. El Ministerio de la Defensa ya sacó tanquetas a la calle, y en los aeródromos militares los pilotos de los cazabombarderos Sukhoi esperan, junto a las máquinas, la orden que, supongo, no quieren escuchar. Maduro anunció ayer el arresto de tres generales de la Fuerza Aérea, a quienes acusa de intentar un golpe de Estado. Si será cierto o no, es algo que, por el momento, resulta imposible de esclarecer.

Como todos los países iberoamericanos (con la excepción de México: último motín castrense en 1929; y Costa Rica, que no tiene Ejército), en la Historia de Venezuela los cuartelazos son cosa de rutina. El propio Hugo Chávez se dio a conocer cuando encabezó una algarada contra el entonces mandatario Carlos Andrés Pérez. La intentona fracasó, pero Chávez se hizo inmensamente popular. No es el caso de Maduro: su mensaje sobre los aviadores presuntamente putchistas lo dio ante los cancilleres de América del Sur, originalmente reunidos en Caracas para: “Tomar contacto con todos los sectores políticos y sociales de este país”.

La mitad de los opositores está en prisión y la otra mitad, en las barricadas. Maduro vincula a los militares supuestamente golpistas con las corrientes de oposición Mesa de Unidad Democrática y Voluntad Popular. Y sí, hay motivos para abominar del gobierno: una devaluación ante el dólar del 88 por ciento; un déficit del PIB del 18 por ciento; la pérdida de 635 mil 268 empleos en lo que va del año; una inflación del 57 por ciento; el agua potable, contaminada en Mérida, y hasta apagones de diez horas en la ciudad capital.

La hora de la verdad está próxima. Si el Ejército dispara contra los opositores –cuyos líderes ya fueron sindicados de “traidores a la patria”– Maduro seguirá, de momento, en el poder, apoyado únicamente por las fuerzas armadas, hasta que algún general o almirante ambicioso sienta que ya llegó su momento. Y si los soldados se niegan a hacer fuego… “Las bayonetas, Sire –le dijo Talleyrand a Napoleón– sirven para todo, menos para sentarse en ellas”. La moneda está en el aire, pero Adriana Urquiola no verá el desenlace del drama ni podrá bautizar a su hijo. 

hugoldelrioiii@hotmail.com

 

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