Luchitas de palacio a palacio
Hugo L. del Río

Monterrey.- Rodriguito y Sor Margarita nos ofrecen un espectáculo de lucha libre sin límite de tiempo, que ya hubiera querido programar mi amigo don Chucho Hernández Garza. En el ring no hay reglas: el respetable aplaude los golpes prohibidos, los piquetes de ojos y todo eso. El árbitro recibe sobres gordos de los dos gladiadores.

Pero la función no nos sale gratis: el desmadre que se traen el gobierno del estado y el municipio nos daña a los regiomontanos y a los nuevoleoneses.

Estoy consciente de que ni Medinita ni Madame Vuitton tienen superávit de neuronas, pero ahora tomo nota que ninguno de los dos ha superado la edad mental de cuatro años. La guerra de palacio a palacio es divertida, ni duda cabe, pero más pronto que tarde nos presentarán la factura.

La neta: Rodriguito debería estar en su casa o en cualquier otro lugar, menos en el palacete de cantera. Y la señora Taconestodoterreno haría bien en pasar las horas vivas y las horas muertas orando en algún templo, antes que el Señor Jesucristo le devuelva las llaves.

Medinita tarda meses en dizque remodelar la peatonal Morelos y Sor Margarita está convirtiendo a Monterrey en la urbe más moderna y atractiva de Mauritania. Nuestra ciudad está hecha un asco. La vialidad es obra de un trailero enfermo de la mente; la desincronización de los semáforos es para volverse loco; los tránsitos nunca están en ninguna parte y cuando hacen acto de presencia se dedican a morder al que se deja  y contar tallas entre ellos. Eso sí: algún día podremos exportar la basura y todos seremos millonetas.

Y qué decimos del jovencito que cobra como mandamás de Nuevo León. Gracias a su atinada estrategia financiera debemos casi 90 mil millones de pesos. Como dice mi amigo Catón: estamos un poquito perfectamente jodidos.

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