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1563 23 Abril 2014

 

La Cordeliere
Ernesto Hernández Norzagaray

Mazatlán.- La mañana del 24 de marzo de 1864 era digna de la primavera que apenas empezaba a despuntar. El ambiente era fresco y el cielo tenía un azul intenso sólo alterado por un ventarrón rebelde y unas cuantas volutas blancas; las gaviotas y albatros vagaban plácidamente sin destino y unas cuantas personas se movían en el puerto viejo e infinito olor a mar.

Allá, en el fuerte militar, estaban unos vigías somnolientos que oteaban hacia la inmensidad del mar buscando encontrar sentido a un oleaje sobresaltado.  La tranquilidad  cambió inesperadamente cuando apareció por en el poniente de la Isla de Venados una corbeta con la bandera francesa se desplazaba con delicadeza sobre las aguas del trópico.

Las batallas
Se dio la voz de alerta en el fuerte e inmediatamente se generó barullo. Los soldados corrieron y tomaron posición de ataque. Pero la corbeta se mantuvo en las aguas de las Tres Islas hasta el día 26 de marzo, cuando los oficiales decidieron que era el momento de hacer un reconocimiento para cumplir a orden de Maximiliano de bloquear el puerto.

Echaron al agua unos lanchones y se dirigieron a la costa norte pero unos 400 metros antes de tocar tierra fueron atacados a cañonazos por la tropa a cargo del coronel Gaspar Sánchez Ochoa y el capitánMarcial Benítez. Este ataque fue considerado una afrenta que los franceses no estaban dispuestos a aceptar y el 28 vuelven con catorce lanchas para cobrarla con los mismos resultados. La historia registra este momento de la siguiente forma: “Las lanchas francesas avanzaron hasta una lengua de la playa y comenzaron a disparar contra los mexicanos, fuego que fue respondido por Marcial Benítez, quien se auxiliaba de seis obuses. Entonces once de las lanchas invasoras recibieron órdenes de dirigirse hacia la playa, donde lograron desembarcar a sus hombres. Ante esto el capitán Marcial Benítez permaneció atacando las tres lanchas en el mar, mientras que el coronel Sánchez Ochoa y sus hombres atacaron a los franceses que ya se encontraban en la playa. Luego de unos minutos de fuego los franceses se vieron obligados a huir hacia la fragata La Cordeliere, llevando sus muertos y heridos”.

Con la derrota a cuesta, el 31 repiten el intento: “Luego de la derrota sufrida al intentar desembarcar, a las dos de la tarde del día 31 siguiente la Cordeliere inició el bombardeo al cuartel. El ejército mexicano repelió el ataque, dirigido por el coronel Gaspar Sánchez Ochoa. Al caer el sol el buque francés había disparado entre 300 y 400 veces, mientras que los mexicanos habían disparado 158 veces”.

Liberales y conservadores
El coronel Sánchez Ochoa y el capitán Benítez eran leales al Presidente Benito Juárez y enemigos jurados de las fuerzas conservadoras fieles a Napoleón III, quien había tejido alianzas con los conservadores para establecer una monarquía en México, bajo el mando del archiduque austriaco Maximiliano de Habsburgo.

Una vez que lo logra y el archiduque acepta el cargo, este  llega al puerto de Veracruz el 28 de mayo de 1864, a bordo de la fragata Novara, ante el beneplácito de los conservadores que habían ido hasta el Castillo de Miramar, en Trieste, Italia, para pedir que asumiera el cargo de emperador de México.
Cumplían su sueño fallido de las postrimerías de la revolución de Independencia cuando al grito de Miguel Hidalgo (¡Viva Fernando VII, y muera el mal gobierno!), buscaban la continuación del dominio español.  Maximiliano nunca pensó que esa decisión le costaría la vida en el Cerro queretano de Las Campanas, donde fue fusilado el 19 de junio de 1867 junto con los generales Miguel Miramón y Tomás Mejía.

Mazatlán, 1864
Mazatlán en ese entonces era un puerto con unos cuantos miles de habitantes y un lugar donde la población se concentraba en lo que hoy es el Centro Histórico y sus alrededores. Es un momento de cierto esplendor económico gracias a la diversificación de actividades comerciales y mineras que vinieron con los migrantes extranjeros y la expansión económica de algunos de los llamados notables, es decir, mestizos que tenían control económico y político del estado.

En efecto, la llegada a Mazatlán de familias de Estados Unidos, Europa y Asia daba al puerto un aire cosmopolita por la variedad de lenguas que se escuchaban en las plazas y calles. Los herederos de los indios totorames convivían con los comerciantes y mineros las más de las veces prestando servicios de servidumbre y explotando las minas concordenses de Pánuco.
Era una sociedad clasista, como es de suponer y como de alguna forma lo sigue siendo, que se hacía muy visible en la vida social que giraba en torno de lo que hoy es la Plazuela Machado, lugar donde se reunían las familias para compartir y celebrar acontecimientos festivos como las Fiestas de Mayo, según nos dice la etnomusicóloga suiza Helena Simonett, quien ha escrito el mejor libro sobre la tambora sinaloense y sobre los ambientes sociales del puerto del siglo XIX.

Todo esto sucedía bajo el manto protector del ejército mexicano que siempre estaba alerta ante una posible incursión de fuerzas extranjeras. Especialmente de los franceses que buscaban establecer la República de Sonora y en esa búsqueda geopolítica y militar hacían constantemente incursiones a territorio sinaloense.

La decisión del gobierno liberal de Benito Juárez de suspender temporalmente las deudas contraídas con el país galo era un acicate para la actuación de los patriotas liberales. Recordemos el antecedente de la primera intervención francesa, resultado de la llamada Guerra de los Pasteles a principios de los años cuarenta del siglo diecinueve y luego por la decisión de Francia, Reino Unido y España de invadir México con el argumento exagerado de cobrar con territorio adeudos públicos y privados.

Así dio el asedio de estas fuerzas en Mazatlán, pero también en la zona del Golfo de México desde 1862, lo que alteraba la tranquilidad de estas provincias mexicanas. Será entonces cuando el gobierno de Juárez tiene que salir de la ciudad de México empezando un gobierno itinerante que provocó que las fuerzas conservadoras estimularan la llegada de Maximiliano de Habsburgo, para convertirse emperador de México entre 1864 hasta su fusilamiento.

Defensa y memoria
La defensa del puerto fue sin duda alguna fue un acto heroico de defensa del territorio y la seguridad de los mexicanos. Además, de rechazo a la monarquía que Napoleón III había establecido en México con el segundo emperador Fernando Maximiliano y único monarca del Segundo Imperio.

La defensa que hicieron del puerto las fuerzas del coronel Sánchez Ochoa y el capitán Marcial Benítez , es uno de los momentos de la defensa de la soberanía nacional. Es un legado para todos los sinaloenses que debemos aquilatar para valorar el significado de nuestra historia y una forma de recordar a quienes dieron su vida en aras de un México independiente.
Hoy cuando estamos por cumplir 150 años de ocurridos los hechos heroicos es un buen momento para reivindicar estos pasajes de nuestra historia, más cuando el tema de la soberanía nacional dice poco a los jóvenes y es una buena oportunidad para recordar en forma didáctica lo que hicieron estos mazatlecos del siglo diecinueve.

Afortunadamente, el cabildo en pleno declaro a Mazatlán como la dos veces Ciudad Heroica y está declaratoria será solemne teniendo como escenario el Teatro Ángela Peralta.

Más allá no hay ningún programa conmemorativo del gobierno municipal, como tampoco lo parece haber de las fuerzas armadas y la marina, incluso, ni los medios de comunicación, ni el cronista de la ciudad lo registra.

Quizá, en todas las instituciones está la idea de que el mejor legado es el combate naval de las ferias carnestolendas. Lo demás es historia simple y llana.

 

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