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1600 13 Junio 2014

 

Un mes sin respirar
Hugo L. del Río

Monterrey.- Empezó el mundial y comienza la orgía de la estulticia. “Los pobres mexicanos están muy jodidos y van a estar todavía más jodidos”, dijo hace años, en una de sus raras declaraciones a la Prensa, el “Tigre” Emilio Azcárraga; “con mis telenovelas yo los ayudo a fugarse de la realidad”. El magnate pretendía justificar, de esta manera, la basura que difundían y difunden sus canales.

En aquel tiempo el futbol no había enfermado de enajenación a los millones y millones de mexicanos y, en general, a incontables ciudadanos de muchos países. En Brasil, mucha gente está encabronada con un gobierno que gasta la millonada en la infraestructura de la competencia global, en tanto que gran parte de la población no tiene agua, ni luz, ni gas, ni pavimento, ni nada.

No tenemos nada qué envidiarles a los habitantes del que Stefan Zweig pronosticó que sería el país más rico y poderoso del mundo. Y pensar que muchos vimos a Dilma Roussef como una esperanza de Iberoamérica. Ella, que sufrió torturas y prisión, responde a las protestas con cabronazos. En fin, cosas veredes y todo eso. Durante un mes, el mundo dejará de respirar.

Aquí, en Nuevo León, para variar, damos la nota folclórica. Federico Vargas anuncia con bombo y platillo la instalación de pantallas gigantes, como si el balompié fuera un elemento del desarrollo social. Supongo que don Federico amenizará el espectáculo con uno de sus bailes. Y otro manolo del gobierno de Rodrigo Medina prácticamente les da a los burócratas permiso para que le den atención prioritaria a los juegos. El público, que se jeringue.

Si, por algún milagro, llegara a ganar el campeonato la selección mexicana, los bonos de Enrique Peña Nieto subirían hasta la estratosfera. Por ello, espero que la oncena azteca quede eliminada a las primeras de cambio. Esto es lo más probable y, en todo caso, lo mejor para México. Perdiendo ganamos.

Pie de página
Personas de mi confianza, que tienen acceso a información confidencial, me aseguran que los jefes de Prensa de algunos municipios pusieron mi nombre en la lista de los periodistas que reciben el sobre del soborno. Estos, supongo que comunicólogos, usan mi apelativo para quedarse con el dinero sucio. A los alcaldes de la Zona Metropolitana les digo: no pido ni recibo billete. Dentro de unos días les diré a mis tres lectores quiénes son los funcionarios involucrados en esta marranada.

hugoldelrioiii@hotmail.com

 

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