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1606 23 Junio 2014

 

El retorno del tlatoani mexica
Claudio Tapia Salinas

San Pedro Garza García.- Como en los viejos tiempos, en los territorios en los que ejerce su imperio, el tlatoani mexica (gran gobernante) quita y pone gobernantes a voluntad. Creíamos que eso no volvería a ocurrir, pero con la restauración del viejo régimen regresamos a las mismas, como lo muestra el caso Michoacán.

Veamos primero la destitución. Fausto Vallejo fue elegido gobernador de Michoacán. A la ingobernabilidad en que ya se encontraba el estado, debido a la penetración del crimen organizado, se vino a sumar la precaria salud del gobernante, que se vio obligado a pedir licencias consecutivas, lo que obligó al nombramiento de un gobernador interino.

El interinato recayó en Jesus Reyna, secretario de gobierno, quien no pudo ejercer cabalmente el encargo, entre otras razones, porque el titular del ejecutivo federal, para recuperar los territorios en que el Estado mexicano dejó de gobernar, impuso un gobierno de facto, paralelo, a cargo del Comisionado para la Seguridad y el Desarrollo Integral de Michoacán, Alfredo Castillo Cervantes, quien sólo recibe instrucciones del jefe máximo.

Fausto Vallejo, declarado sano, regresó para retomar un gobierno constitucional débil y simulado, porque en la realidad el que gobierna es el de facto. Para colmo, se le vinieron encima tres desafortunadas circunstancias: afirmaciones de personajes allegados en el sentido de que participó en reuniones con Servando Gómez Martínez, alias la Tuta; un video en el que se ve a Jesús Reyna, ex secretario de gobierno y ex gobernador interino (actualmente encarcelado por tener vínculos con el crimen organizado) reunido con La Tuta; y una fotografía en la que su hijo, Rodrigo Vallejo (el gerber), está reunido con el mencionado jefe de los Caballeros Templarios. Claro, se volvió o lo volvieron a enfermar.

Por una u otra causa, el gobernador Vallejo se vio obligado a solicitar al Congreso del Estado licencia para dejar el cargo definitivamente. El esperado suceso –para no dejar lugar a dudas sobre quién manda– se hizo público en la comparecencia del gobernador ante el Presidente de la República. Todo un mensaje.

Veamos ahora la designación del sucesor. Conforme al artículo 57 de la Constitución del estado de Michoacán, el Congreso, con la concurrencia de cuando menos las dos terceras partes del número total de miembros (27  de 40 diputados), designará en escrutinio secreto y por mayoría calificada de votos (18 si sólo asisten dos tercios, o 27 si están presentes todos), al gobernador sustituto que deberá concluir el periodo respectivo.

Alcanzar la mayoría calificada no le bastó al propuesto por el gran gobernante, el único elector tenía que demostrar su poder de persuasión. Sin ninguna oposición ni discusión, el Congreso del Estado, por la vía rápida, en diálogo calificado de “virtuoso y eficaz” por el coordinador de la bancada del PRD, con la aprobación de 38 de los 40 diputados (bastaban 25), designó gobernador sustituto al rector de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, Salvador Jara Guerrero, académico especializado en matemáticas y filosofía.  

Así, sin analizar alternativas, sin cuestionamientos sobre las habilidades  y conocimientos que requiere el oficio político necesario para gobernar a un estado libre y soberano, los diputados del Congreso formalizaron la designación con votación unánime. Para qué discutir otras propuestas si se trata de un hombre probo que no proviene de ningún partido, que no gobernará porque para eso está el emisario del mexica mayor, el Comisionado que al darle la bienvenida, le manifestó que “habrán de trabajar coordinadamente para dar cumplimiento a la instrucción presidencial de acercar a los michoacanos a mejores condiciones de vida y desarrollo integral”.

La burda simulación de respeto al pacto federal plasmado en la Constitución y el sometimiento estatal a lo que manda el gran gobernante, nos regresa a los tiempos del imperio mexica en el que el tlatoani quita y pone gobernantes a voluntad.

 A eso le llaman democracia constitucional.

 

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