El Sistema Educativo Finlandés
José Ángel Pérez

Monterrey.- Desde los altos círculos de la SEP se plantea, en el discurso, una educación de calidad, equitativa y eficiente. Sin embargo, como lo establece el doctor Vilho Hirvi, quien lideró la trayectoria seguida por las reformas educativas en Finlandia a principios de los noventa, “una nación educada no puede ser creada por la fuerza”. Lamentablemente, esta es la ruta seguida desde que se implementó en nuestro país la llamada Reforma Educativa.

Hirvi, hace más de dos décadas sentó las bases de una transformación de la enseñanza y aprendizaje en la escuela básica de Finlandia bajo la premisa de dar libertad a los centros educativos, tanto a los profesores como a los estudiantes y a los directivos. Esto les permitió replantear metas, procesos y estrategias. Paralelo a esta forma de orientar la reforma finlandesa se diseñó un sistema integral de formación, capacitación y asesoría a los docentes. La confianza otorgada a los maestros permitió que la reforma no sólo fuera sostenible sino que esta perteneciera a los mismos educadores que la implementaron.

El mundo cambió demasiado rápido y lo sigue haciendo a pasos cada vez más acelerados, cada hora que pasa se están compartiendo en línea grandes cantidades de información y se está generando conocimiento. En este contexto, las economías locales dejaron de existir para integrarse a economías globales donde el conocimiento, la productividad y la innovación son condiciones necesarias para ser competitivo. Paradójicamente, la implementación de una reforma educativa es un proceso lento en el que se ha de involucrar a todos los agentes que intervienen en la educación. Los pasos a seguir deben estar basados en una rigurosa planeación del trayecto en el que se apuntalen las acciones “científicamente”; involucrando a: investigadores, académicos,  responsables de formular políticas educativas, directores y docentes.

De acuerdo a Pasi Sahlberg, uno de los genios que colaboraron en la transformación del Sistema Educativo Finlandés llevándolo a ser uno de los mejores del mundo, no se sugiere más control sobre las escuelas, tampoco el despido de los “malos maestros”, mucho menos una evaluación rigurosa y artificiosa de los estudiantes, tampoco la eliminación de los sindicatos de maestros. Por el contrario se sugiere mejorar el cuerpo docente y limitar al mínimo las evaluaciones oficiales de los estudiantes. Se propone otorgar confianza a los profesores y directores antes que amenazar con correrlos, o limitar sus conquistas laborales y salariales.

Las propuestas de los finlandeses, que se pueden aplicar perfectamente a otras realidades educativas como la nuestra se fincan en:
• La confianza en el principal actor del proceso de enseñanza como lo es el docente.
• el profesionalismo y la responsabilidad compartida limitando la supervisión y fomentando el acompañamiento y la asesoría en contexto.
• Eliminación de currículos estandarizados y llenos de contenidos innecesarios en un mundo en el que a la información se accede en línea.
• Evitar la “persecución” de docentes y estudiantes mediante exámenes.
• Dotar de infraestructura a los centros escolares.
• Proporcionar materiales y métodos educativos de calidad.

Esas son algunas ideas que les podemos copiar a los que saben de educación básica en el concierto internacional. Es tiempo de corregir el rumbo porque tal parece que los diseñadores de las políticas educativas de la SEP se mueven a gran velocidad y en sentido contrario.