Legislar fuera de la curul
Eloy Garza González

San Pedro Garza García.- Hace veinte años un grupo de amigos cenamos con el politólogo italiano Michelangelo Bovero, discípulo de Norberto Bobbio. En la sobremesa la plática se desvió a temas parlamentarios. Bovero había estudiado el Congreso mexicano y opinaba que por desgracia el debate político en México solía escapar de San Lázaro para ventilarse en los medios de comunicación. “El ejercicio parlamentario tiene lugar fuera de la esfera legislativa”.

Que el debate legislativo se salga del recinto oficial para ventilarse en la calle tiene pros y contras. Entre sus ventajas está poder “cocinar” con holgada anticipación la agenda legislativa. El senador Ted Kennedy solía decir que “quien controla la agenda controla el Congreso”.

Cuando se pierde el control de las comisiones se pierde la agenda legislativa. Retomarla ya iniciado el periodo sale caro. Por eso el senador Martín Luis Guzmán puso de moda en el senado (y en su novela La Sombra del Caudillo) la palabra “madruguete”. Al que madruga Dios le ayuda.

Otra ventaja del debate legislativo fuera del Congreso estriba en “mancillar al diputado-clave que marca la diferencia”, lo cual consiste en seducirlo por varios medios, incluyendo el económico.

Bovero también decía en aquella cena lejana que un Jefe del Ejecutivo se fortalece “cuando se hace notar con iniciativas”. Si lo logra, ganará posición de autoridad frente al Congreso, al grado de que la iniciativa legislativa se reducirá proporcionalmente a una actividad residual.

Pero que el debate parlamentario se salga del Congreso también tiene sus contras. Uno de ellos es legislar en la televisión, la radio y la prensa, porque se corre el riesgo de que la agenda la imponga un periódico. Como pasa en Nuevo León.