Suscribete
 
1639 7 Agosto 2014

 

Pinot Noir para todos
Eloy Garza González

San Pedro Garza García.- Hace muchos años fui novio de una muchacha llamada Rebecca, que casi no hablaba español. Era cantante de música country y se presentaba de bar en bar en Texas. Güera, ojiverde, guapa, republicana, anti-inmigrantes, fanática de George W. Bush y opositora de Bill Clinton. A mí me daban igual sus obsesiones políticas y nos fuimos a la ciudad de México. Yo tenía unos amigos intelectuales allá, de izquierda, enemigos de Bush y enfermizamente anti-gringos.

En una cena en mi departamento, creí que ardería Troya; y así hubiera sido si ella, inspirada por el tinto, no confiesa que su papá, a quien no veía desde niña, había sido el guitarrista estrella de Joan Baez, una cantante intelectual de izquierda, enemiga de Bush, amante de Bob Dylan, Steve Jobs y enfermizamente anti-gringa.

A partir de ese momento, y sin pretenderlo, Rebecca fue el alma de la fiesta. Joan Baez hizo el milagro de unir agua y aceite, noche y día, izquierda y derecha, ying y yang. La síntesis dialéctica de contrarios me enfermó tanto del estómago esa noche, que cortamos; y busqué una chava más normal (sigo sin encontrarla).

Un par de años después me fui de mochilazo con mi ex novia –que ya sólo era mi amiga– a conocer Napa Valley. Como entonces nada más existía la amistad, la relación se volvió más intensa. Nos tomamos toda la producción de vino tinto californiano y como siempre pasa cuando nada más existe la amistad, nos enamoramos.

Para celebrarlo, nos fuimos a un concierto que Joan Baez dio al aire libre en Los Ángeles. Rebecca se había reconciliado con su pasado (principalmente porque su papá ya había muerto); yo no me había reconciliado con nadie, porque nunca me he peleado por nada y Joan Baez había mudado su imagen de “indígena cantante de protesta” a abuelita comparsa del Show de los Muppets.

En medio de una ovación masiva de viejitos forever young, Joan Baez cantó “Gracias a la vida”. Como su acento era incierto, el audio impreciso y el Pinot Noir muy pegador, no supe en qué idioma cantaba. “¿Lo hace en italiano, latín o lengua cherokee?”, pregunté intrigado. Y Rebecca me respondió: “Obviously in spanish”.

Creo que de todo el auditorio sólo dos personas estaban seguras que las estrofas de “Gracias a la vida” sonaban en español: Rebecca y Joan Baez. Lo único comprensible en mi idioma nativo fue el grito final de Joan Baez alzando su puño: “Muera Bush”. A lo que Rebecca contestó: “Viva Bush”. A lo que yo añadí: “Viva el Pinot Noir”. Por supuesto que así obtuve el único aplauso unificador que he recibido en toda mi vida.

 

Su nombre :
Su correo electrónico :
Sus comentarios :

 

 

15diario.com