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1692 21 Octubre 2014

 

 

¿Censura digital en México?
Eloy Garza González

 

San Pedro Garza García.- Se ha desatado en México el trending topic sobre la autocensura de Google. Una parte de la comunidad tuitera alude a las noticias transmitidas en tiempo real cancelado recientemente en el canal televisivo de YouTube, relacionados con la desaparición de los 43 normalista de Guerrero.

Dicen que no es la primera vez, ni la autocensura se limita exclusivamente a nuestro país, sino que ha actuado en complicidad con gobiernos represores de los cinco continentes. Es un secreto a voces que Google coopera con el gobierno chino para censurar contenidos de sus propios sitios web.

Europa investiga desde 2010 si Street View (otra herramienta de Google) espía a sus usuarios. Incluso se especula sobre su apoyo a Halal, el represor Internet iraní y a la Communications Data Bill, ley con la que el gobierno británico espía los mailclic, o status de Facebook. No en balde, este motor de búsqueda fue designado por la American Freedom Union como “vergüenza empresarial”.

¿Ahora le toca a México? No lo creo: Google no es un medio de comunicación; es una plataforma con herramientas como YouTube para administrar flujos de información y hacerlos disponibles a los usuarios. Cuando Youtube inauguró su propio canal televisivo en vivo por Internet, se trataba de una plataforma beta, en fase experimental. El juguete costó más de cien millones de dólares pero se lanzó con áreas de oportunidad (como ahora le dicen a los defectos de fábrica).

Es cierto que 24 dictaduras y cleptocracias han censurado Youtube como Rusia, Pakistán, Venezuela, Tailandia y Turquía, propiciando su deriva hacia la vigilancia política, deep packet inspection y control férreo, pero en otros casos el bloqueo tiene simples razones técnicas: el ancho de banda y la conectividad no dan para tanto. Así de simple.

Sin duda, el defecto principal de esta televisora online en México es de congestionamiento en la conexión: ninguno de sus canales en vivo recibe más de tres mil accesos simultáneos y cuando las visitas rebasan esta cifra, se bloquea. Basta abrir cualquiera de sus visores del front de su portal (donde aparecen los view) para comprobarlo.

Se me podrá rebatir que muchos videos de YouTube contabilizan millones de entradas. Por supuesto: pero no son simultáneas para videos en vivo, sino para videos archivados por días, semanas o años.

El problema de fondo no es la falsa conspiración de Google, sino la nula iniciativa de montar canales de televisión por Internet. El de mayor audiencia, TwitTV, opera hace años desde Petaluma, California. Su dueño, Leo Laporte, concibió una versión mexicana de TwitTV y se topó con pared: el ancho de banda en México apenas promedia unos poquitos megas, cuando en EUA asciende a 100 megas. Así ni cómo. Pero el mayor obstáculo son las resistencias cognitivas de los mexicanos. Los emprendedores que han creado canales de Televisión por Internet son pocos y no perseveran por falta de retorno rápido de capital riesgo.

Ya se entenderá tarde o temprano que la libertad de Internet peligra en México, no por supuestos boicots sino por el entramado de plataformas de pago que nos imponen ciertos medios y con la proliferación de aplicaciones cerradas y tendencia a la centralización, empeñadas en reescribir nuestras libertades fundamentales.

 

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