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1788 4 Marzo 2015

 

 

Pueblos originales y medio ambiente
Samuel Schmidt

 

Ciudad de México.- Los Yaquis bloquearon una carretera durante meses protestando contra un acueducto que se lleva su agua a Hermosillo. Uno de los elementos centrales por los que la Suprema Corte frenó temporalmente el proyecto, es porque los pueblos originales no fueron consultados.

A final de cuentas la consulta será solamente un requisito formal, porque el acueducto no ha dejado de funcionar, afectando el recurso hídrico propiedad del pueblo.

En la Sierra Tarahumara los indígenas están bloqueando un proyecto de un gasoducto que construye la empresa TransCanada; se quejan de no haber sido consultados. La empresa ha hecho un trabajo político importante, ha ofrecido becas y no estamos lejos de que la obra se le imponga a la comunidad, aunque se afecte el equilibrio ecológico en la sierra.

En Puebla se ha encarcelado a un grupo de activistas que se oponen a la construcción de un gasoducto; uno de los argumentos de los ahora presos es que la ruta del mismo pasa por una zona sísmica, lo que pone en peligro a las comunidades que viven ahí. Es obvio que no consultaron a la comunidad y cuando esta protestó el gobierno reaccionó con energía, intolerancia y represión.

En Morelos han ocurrido diversos episodios de resistencia contra diversos proyectos gubernamentales que se han impuesto sin consultar a los afectados, desde carreteras hasta plantas de energía; el último episodio ha sido contra la operación de la termoeléctrica que la Comisión Federal de Electricidad (CFE) construye en Huexca; cientos de ejidatarios de 26 ejidos del oriente morelense, como Chinameca, Anenecuilco, Zacapalco, San Rafael, San Vicente de Juárez y Apatlaco, detuvieron los trabajos de construcción del acueducto que abastecería la planta, colocando una manta con la leyenda: “El agua es para los pueblos, no para la termoeléctrica”. La planta se construirá pisoteando los desesos e intereses de la comunidad.

El común denominador en todos los casos es la ausencia de consulta a los pobladores originales, en todos los casos se trata de proyectos que alterarán de una forma radical el medio ambiente. Hay en el tema diferentes perspectivas, para los pobladores locales, posiblemente sea percibido como un cambio mayor, para el que posiblemente no estén preparados, pero sin duda se alterará de forma radical el medio ambiente y en el caso de todos ellos, las condiciones de existencia sobre las que sobreviven.

El otro lado puede argumentar que los proyectos son de interés general, que generarán un beneficio mayor para el país, y apoyarán al desarrollo y el progreso. Especialmente por lo que toca a los proyectos en el área de energía. Sin embargo, esta postura se debe encontrar con que los pobladores originales históricamente se han visto desplazados de los beneficios de la modernidad y tal vez no sea exagerado decir que han sido los grandes perjudicados y perdedores con la introducción de elementos que “benefician” al todo nacional. A final de cuentas si uno paga de forma recurrente el precio del “progreso” terminará pensando dos veces en ese beneficio, como lo atestiguan los pobladores de los estados productores de petróleo, que han visto destruirse su medio natural y han sufrido de una inflación importada; el petróleo no solamente no los ha beneficiado, sino que los ha empobrecido.

Los pueblos originales están reaccionando con gran energía frente a la depredación ambiental que está generando una actitud voraz que pospone el equilibrio ecológico a cambio de lograr ganancias. A lo largo del mundo se reproduce un daño ambiental a cambio de grandes ganancias corporativas, que encuentran una salida fiscal para no pagarle impuestos a nadie. O sea que ni siquiera contribuyen para pagar el daño ambiental que producen, ni ayudan a reducir el elevado costo social y económico de las poblaciones locales. Por eso Obama vetó la construcción de un gran oleoducto que se anunciaba generaría grandes daños.

El próximo tema en la agenda ambiental será el fracking, esta es una técnica para inyectar agua para extraer petróleo. En muchos países del mundo se está prohibiendo justamente por los daños que provoca. Esta técnica de extracción de petróleo violentará el manejo del agua, propiciará problemas adicionales en aquellas zonas donde el recurso hídrico es escaso, generará daños ambientales y en las viviendas, de los que nadie se responsabilizará, trasladándose una mayor carga a sociedades que de por sí viven de forma precaria. En México ya hay un par de empresas transnacionales utilizando esta técnica y zonas resentidas.

Aquí hay un viejo debate que no se ha resuelto. ¿Hasta dónde se justifica arriesgar el futuro a cambio de ganancias inmediatas?; pero el componente adicional de la pregunta debe ser, ¿acaso podemos justificar el abuso del ambiente a cambio de la ganancia de unos cuantos y la perdida de muchos?

 

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