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1815 10 Abril 2015

 

 

Privación de derechos
Irma Alma Ochoa Treviño

 

Monterrey.- Pese a los 37°C que se dejaron sentir desde temprana hora por la encementada ciudad de Monterrey, como si se tratara de una fiesta de San Fermín, personas uniformadas con camiseta blanca y pañoleta roja anudada al cuello, llegaron fresquitos en varios camiones, que estacionaron durante varias horas, por la calle Zaragoza, frente al Congreso.

Las personas integrantes del colectivo Soy voz se instalaron frente a la puerta de acceso al recinto legislativo.

De ese grupo destacaban las y los jóvenes, muchas adolescentes y algunas señoras que aprovecharon la vuelta para conocer la plaza pública, o pasear a hijos e hijas en prácticas carriolas; varias parejas de (supongo) enamorados, exploraban los alrededores de la macroplaza o platicaban animosamente, sentadas en los muros de la explanada que están a nivel de calle, otras regresaban muy sonrientes de su excursión, cargando bolsas de frituras, botellas de agua y refrescos

Haciendo alarde de su poder económico, la gente de “Soy voz”, contaba con micrófono inalámbrico y enormes bocinas, además de un altavoz para repetir de manera monocorde dos frases. Casi sin respiro y de forma reiterada coreaban: síalavida, síalavida, síalavida, síalavida, síalavida…, o la letanía: NuevoLeónamalavida, NuevoLeónamalavida, NuevoLeónamalavida…, No más, ninguna variación.

Mientras les escuchaba, me asaltó la pregunta: Si Nuevo León ama la vida ¿en dónde está el colectivo “Soy voz” cuando salimos a marchar por las personas asesinadas o desaparecidas?; ¿o acaso esas personas ya nacidas –hombres, mujeres, niñas y niños– no importan?

¿Por qué había tanta gente allí en miércoles?; ni más ni menos porque fueron a apoyar una iniciativa para reformar el artículo 1º de la Constitución de Nuevo León y establecer el derecho a la vida desde la concepción hasta la muerte natural. Presentada siete días antes, el 21 de mayo de 2014, por el diputado panista Francisco Treviño Cabello en la Oficialía Mayor del Congreso.

Los panistas promoventes de la iniciativa para privar de derechos a las mujeres de Nuevo León, no sólo mostraron capacidad de organización, fuerza económica y de acarreo; sino también la influencia que ejercen sobre las y los diputados priistas, integrantes del Congreso local. Dada la lentitud con que manejan los asuntos en el Congreso de Nuevo León, causó asombro que a dos días de ingresarla bajo expediente 8744, fue dictaminada por la Comisión de Legislación y Puntos Constitucionales. En sólo siete días la aprobaron.

Al parecer, los promoventes tenían el firme propósito de aprobarla el lunes 26, antes de concluir el periodo ordinario de sesiones, pero su intención se frustró ante las protestas de los grupos de mujeres que defienden el derecho a la maternidad libre, voluntaria, planeada, informada y responsable. Así que se abrió de nuevo a discusión el día 28 de mayo, fecha en que internacionalmente se celebra el día de acción por la salud de las mujeres.

Pese a la movilización de recursos económicos y humanos para defender directrices anticonstitucionales. Las y los integrantes del colectivo Yo decido, defensores del derecho de las mujeres a decidir sobre su cuerpo, con argumentos basados en las leyes nacionales, regionales e internacionales que protegen los derechos humanos, llevaron por escrito su posición. No hubo respuesta.

Pero no flaquearon ni un momento. Sin bocinas, pero con convicción y fuerza defendían sus derechos, con pasión coreaban: “embarazo sí, embarazo no, eso lo decido YO. “Sí a la vida de las mujeres nacidas”, “Nuevo León ama la vida de los hombres y mujeres nacidas”, “Saquen sus rosarios de nuestros ovarios”, “La mujer decide, el Estado garantiza, la sociedad respeta y la Iglesia no interviene”.

Las potentes voces de las defensoras de las mujeres, sin micrófonos ni altavoz, se oían a distancia pero no fueron escuchadas por quienes a puerta cerrada legislaban sobre sus úteros. En cambio, a los del colectivo “Soy voz” sí les escucharon, cuatro diputados, dos mujeres y dos hombres hasta salieran ufanos a cantar, saltar, bailar y menear banderas en señal de victoria.

La iniciativa se aprobó con 33 votos a favor y 6 en contra. La votación muestra que quienes legislan desconocen de derechos humanos. Se supone que representan al pueblo pero no escuchan a las voces que disienten de sus propuestas. Se sospecha que tienen conocimientos sobre lo que imponen pero no distinguen que una semilla de mostaza no es un árbol, un huevo no es una gallina o una uva no es vino.

De nuevo, el cuerpo de las mujeres como trofeo de intercambio. En época electoral nos concierne conocer a quienes promovieron y votaron esta iniciativa: ¿A qué partidos pertenecen?, ¿qué barajitas intercambiaron?, ¿por qué no han aprobado la ley de declaración de ausencia?, ¿qué espacios de elección popular buscan?, ¿qué nuevos puestos obtuvieron al consumar un acto anticonstitucional?, ¿quiénes llegarán vía plurinominal?, ¿qué méritos tienen, ¿quiénes gastan suela y prometen lo que no cumplirán?

El Estado está obligado a garantizar, para todas las mujeres, el acceso a la salud y a los derechos sexuales y reproductivos, pero no lo hace. Para estos rubros no hay recursos suficientes y los que etiquetan son mínimos. Por eso es asombroso que desprotejan a las mujeres y les arrebaten derechos a la salud, a decidir el número de hijos y su espaciamiento, consagrados en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos que nos rige..

Es indignante que quienes legislan hagan caso omiso de la Carta Magna y que sus acciones se contrapongan a las celebradas reformas de junio de 2011. Esa votación da al traste con los derechos de las mujeres, a los compromisos que el país ha suscrito y están asentados en tratados regionales e internacionales, y al cumplimiento de las recomendaciones en materia de derechos humanos que en las evaluaciones periódicas han hecho al país.

La misma iniciativa de marras que navega con bandera de triunfo muestra su impostura. Al final del artículo cuya reforma se pretende llevar a cabo, engañosamente incluyeron el texto: sin perjuicio de las excluyentes de responsabilidad previstas en el Código Penal para el Estado de Nuevo León. Ah, ¿de veras?, ¿en qué se fundamentan?

Porque, (Dios no lo quiera), en el supuesto que la Constitución se reformara en la segunda vuelta, obligadamente tendrán que reformar el Código Penal, pues éste emana de la carta que constituye al Estado; en consecuencia, se derogarían las tres excepciones establecidas en el artículo 331: cuando la mujer embarazada corra peligro de muerte, de grave daño a su salud o cuando el producto sea consecuencia de una violación.

Me pregunto qué importancia dan -las y los legisladores que bailan al son que les toquen-, a las 2 mil 620 víctimas que, en el sexenio de Medina, hasta marzo de 2015, han denunciado el delito de violación ante la Procuraduría General de Justicia.

Al parecer a las y los legisladores que se escudaron tras las gruesas paredes de la Casa del Pueblo, no les importa la salud, la libertad ni la vida de las víctimas de violación. Las mujeres no son importantes para los heterónomos que defienden –a capa y espada- la vida desde la concepción y todavía creen que Eva nació de una costilla de Adán.

Integrante de:
Arthemisas por la Equidad, A.C.
Red por los Derechos de la Infancia en México
Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio
Colaboradora de Bordando por la Paz

 

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