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1854 4 Junio 2015

 

 

Hidalgo electoral 2015
Pablo Vargas González

 

Pachuca.- Las motivaciones e incentivos que traen las elecciones federales del 2015 en el estado de Hidalgo, pueden ser opacadas por tendencias históricas para este tipo de elección intermedia para renovar la representación de los diputados federales.

También por condiciones de contexto nacional, e inclusive por elementos de coyuntura local que no han favorecido el entusiasmo por la participación ciudadana.

Después de la elección presidencial de 2012, el próximo domingo 7 de junio se realizará la primera elección de alcance nacional, desde el llamado “regreso del PRI” a Los Pinos, por lo que puede ser también un refrendo al gobierno federal y las políticas y “reformas estructurales” aprobadas en este breve periodo de tres años. Entre estas, la reforma política electoral de 2014 se pondrá a prueba con reglas y procedimientos nuevos que se verificarán el día de las elecciones.

Las innovaciones de la reforma política, algunas de ellas de gran calado, tal vez no sean del conocimiento e información general y su repercusión será parcial. La reforma constitucional que aprueba la paridad de género en las candidaturas de partidos, el registro de candidaturas independientes con lo que se da un giro al monopolio que tenían los partidos en este rubro, el debate entre candidatos, modificaciones al control de la propaganda, la fiscalización de gastos de campaña, así como la reelección de diputados y senadores son las grandes novedades del proceso.

A ello se agrega el cambio del IFE a INE que implicó nuevas funciones en el federalismo electoral y la aprobación de cuatro leyes secundarias, todo esto que pudiera ser un marco favorable se combina con factores del contexto nacional que está influyendo en los estados de ánimo de los electores. La violencia e inseguridad pública en varios estados, la desaceleración económica y la falla de “reformas estructurales” que no impactaron favorablemente los bolsillos y la carestía de productos de la canasta básica generan un marco poco atractivo para los hidalguenses.

En Hidalgo el conjunto de condiciones sociopolíticas difícilmente pueden variar las tendencias existentes en la entidad, para este tipo de elecciones intermedias, aun cuando paulatinamente se ha elevado el nivel de competitividad en casi la totalidad de regiones y municipios.

   El contexto local

El desarrollo socio económico del Estado de Hidalgo ha seguido un patrón histórico de dependencia múltiple sin aprovechar las grandes ventajas poblacionales (“bono demográfico” joven),  o la ubicación geo estratégica en el centro del país,  ni como vecino del más grande mercado de la ciudad de México. En políticas públicas locales se muestran una falta de iniciativa y dinamismo para generar cambios profundos. Estos elementos estructurales seguirán permeando el contexto local que impactan una cultura política más articulada hacía el comportamiento tradicional y clientelar de los electores.

La realidad socioeconómica de la entidad dista de tener transformaciones profundas, según Censo de Población de 2010 y otros indicadores económicos, prevalecen condiciones estructurales de atraso y alta marginación, ruralización, emigración de fuerza de trabajo (jóvenes y familias campesinas) en busca de trabajo y oportunidades de estudio. A ello se agrega una baja competitividad (capacidades para la gobernanza, transparencia, inversión y gasto), según el IMCO se encuentra en el lugar 24. El indicador más contundente es que la economía hidalguense solo constituye el 1.6% del PIB nacional.

El efecto de esta falta de dinamismo económico ha trascendido al agro hidalguense, un sector completamente vulnerable, que según estudios oficiales, se caracteriza por cultivos de autoconsumo, de baja rentabilidad y con alto grado de riesgo a causa de sequías o fuertes lluvias. Esta es la razón principal, aunada a la posibilidad del “sueño verde” por la que sigue el flujo de trabajadores que viajan a Estados Unidos. A ello se agrega la desarticulación de pequeña y mediana industria y comercio, tan solo en 2014 cerraron 2500 tiendas debido al impacto de grandes almacenes y tiendas de conveniencia (información Canacope).

Hidalgo sigue contando con un “bono demográfico” de población joven desperdiciado. Esto incide en tener un listado de electores con una población mayoritariamente juvenil. El RFE registró el 15 de abril un electorado integrado por 1, 969, 434 electores hidalguenses, de los cuales el 52.8% son mujeres (1, 039, 688) y 47% hombres (929,746) que podrán votar en las 3, 562 casillas que se instalarán en 84 municipios de los siete distritos de Hidalgo.

Un tercio del electorado hidalguense está integrado por jóvenes de 18 a 29 años de edad y si agregamos los electores del grupo 30-39 años formarían una mayoría del 51% de los electores.

Partidos y candidaturas 

El contexto político local puede ser una variable influyente en los resultados electorales. Aun cuando varios partidos políticos en Hidalgo han registrado un proceso de recomposición interna, el PRI sigue siendo el que marca la pauta a los demás partidos, a ello se agregan los resultados electorales de 2012 (presidencial) y 2013 (diputados locales) donde se reconfiguró el “carro completo”.

Los resultados de las elecciones municipales de 2011 marcan una geografía inclinada hacia el PRI y su aliado el PVEM que actualmente gobiernan en 47 municipios entre ellos los de mayor población excepto Tulancingo, Huejutla e Ixmiquilpan. El PRD controla 11 municipios. El PAN gobierna en 14 ayuntamientos entre ellos Tulancingo e Ixmiquilpan. El PANAL en cinco; PT tres y MC en dos entre ellos Huejutla cuyo alcalde “se declaró independiente”.

 

En el estado de Hidalgo aunque no habrá elecciones concurrentes junto a los comicios federales para renovar la cámara de diputados, este 2015 tuvo otros incentivos políticos sobre todo para los grupos de poder local, que puede influir en la actual recomposición de fuerzas, lo que se juega no solo son las siete curules en disputa sino que los resultados serán la antesala para una disputa mayor por la nominación a la gubernatura que será en 2016.

A pesar de que hay una elección multipartidaria donde contenderán representantes de los diez partidos en prácticamente los siete distritos hidalguenses, lo cierto es que la tendencia a una competencia tripartidaria puede confirmarse entre los principales partidos (PAN, PRI, PRD) además entran en la palestra tres nuevos partidos (Morena, el Humanista y Encuentro Social) cuyo principal interés es sacar votos para no perder el registro.

El PRI construyó una coalición con el PVEM en todos los distritos, el reparto de seis candidaturas para el primero y una para el segundo como un artificio. La selección de candidaturas fue un proceso difícil pero sin grandes conflictos internos. Aun cuando el interés de los grupos políticos fue desaforado, desde arriba se lanzaron voces para contener el jaloneo por ganar la postulación “no es el momento” y “clamar ansias” les dijeron. Al final se decidió en cuatro distritos designar candidatos vía “convención de delegados” y en otros tres una Comisión de Postulación de candidatos decidió, especialmente en Huejutla los grupos políticos presionaron fuertemente, sin éxito.

Otros partidos resintieron movimientos en estructuras internas por fracturas y deserciones abruptas. El PAN tuvo un diferendo interno a causa del cambio de la mesa directiva estatal desde el 2014 que fue llevado al TEPJF y que llegó resolución hasta avanzada la campaña electoral. Un ejemplo fue la precandidatura de Xochitl Gálvez para el distrito de Pachuca que no pudo consensar internamente y mejor buscó candidatearse en el Distrito Federal.

El PANAL siguió resintiendo los embates desde que Elba Esther Gordillo fue defenestrada del SNTE, y fueron removidos sus seguidores en la sección XV de este sindicato, a tal grado que no se construyó la armonía entre el liderazgo nacional y los operadores políticos en Hidalgo.

El PRD registró la salida de militancia por la construcción de MORENA aunque desdeñaron el impacto de las deserciones. En el cambio de directiva nacional no afectó la situación local, por el contrario se reforzó el liderazgo reciente al quedar José Guadarrama Márquez como Secretario de Elecciones en CEN de este partido. No fueron menores las escaramuzas internas en el MC y en el PT. En todos los casos el proceso electoral dará el veredicto del impacto interno de estas reyertas.

 

Campañas: las nuevas reglas de la difusión

En esta elección intermedia nacional, hay reglas y lineamientos para la realización de las campañas electorales, se acotan los tiempos, los mecanismos de fiscalización son más estrictos en los gastos de partidos y candidatos, el acceso a los medios de comunicación y la adquisición y difusión de propaganda. Se ha observado en este tipo de comicios la preponderancia a votar por los partidos, y en mucho las estructuras locales dependen de las campañas centralizadas y muy poco margen de maniobra tienen para formular sus propuestas propias.

En este contexto, lo que hubiera sido la diferencia, los candidatos de los partidos en Hidalgo siguieron puntualmente las estrategias centrales del marketing, y desaprovecharon la oportunidad de innovar. La campaña del “voto nulo” difundida por asociaciones civiles de carácter nacional tuvo poco impacto, salvo en redes sociales y algunos centros de educación. Las campañas de partidos y candidatos fueron apoyadas por sus dirigencias nacionales, aunque no hubo cierres espectaculares no dejaron de lanzar mensajes triunfalistas.

No obstante las modificaciones de acceso a los medios y fiscalización de gastos de candidatos, siguieron predominando partidos con mayores recursos, sobre todo en prensa, radio y televisión locales. Además las campañas “negras” y el intercambio de denostaciones estuvieron al orden del día.

 

Los elementos de coyuntura

Tres de los elementos innovadores de la reforma política de 2014 tendrán efectos relativos en Hidalgo. Las candidaturas independientes fueron casi nulas, solo un candidato pudo superar los escollos en el distrito 06 (Pachuca), y los resultados pueden ser exiguos al enfrentarse con estructuras establecidas por los partidos más grandes y más o menos arraigados.

La paridad de género en las candidaturas es un nuevo ingrediente en el que los partidos están obligados a postular el mismo número de candidaturas de mujeres y hombres. Por lo pronto en esta primera ocasión quedan abajo numéricamente, 31 mujeres (48 %) y 33 hombres (52 %), cuya presencia es inversa al número de población y por consiguiente contrariamente representativa (Cuadros 1 y 3). El distrito más “machista” fue el de Tula de Allende donde se registraron siete hombres y dos mujeres.

El debate entre candidatos quedó en la reforma política como imperativo y no se puede suspender si un partido se excusa, desafortunadamente a pesar de la petición en varios distritos solo se pudo realizar el de Pachuca, con notables “sillas vacías” del PRI/PVEM, PT, PANAL, y MC. En el caso de Huejutla y Tulancingo fue incomprensible la suspensión cuando ya se había convocado. Además otras organizaciones y sociedad civil pudieron convocar a reuniones donde no todos los candidatos asistieron. Es probable que en siguientes elecciones estos elementos sean cada vez más influyentes.

Lo más influyentes en esta elección en Hidalgo, tal vez sean las tendencias históricas y recientes de votación de los partidos y de participación ciudadana, y de menor manera en esta entidad donde no confluyen elecciones locales, se agregaría la orientación a una elección de tipo “plebiscitario” donde se calificará el desempeño del gobierno federal, y desde luego también de los gobiernos locales, así como el grado de penetración de las campañas de los candidatos en los distritos.

Por ello resulta importante tener en cuenta los resultados de las elecciones del 2012 y del 2013 en Hidalgo. Pero aún más las tendencias en elecciones intermedias (2003, 2006 y 2009) pueden ser definitorias, ya que marcan un patrón en la asistencia a las urnas. Por lo menos en esta entidad son marcadas las diferencias entre elecciones presidenciales que son mucho más concurridas que las elecciones solo para diputados, en donde para los hidalguenses tienen poco atractivo, ya que esta figura tiene baja presencia y poca significación entre el electorado.

En la elección presidencial de 2012, el PRI/PVEM también en coalición logró todos los cargos en disputa. Enrique Peña Nieto obtuvo 517, 344 (42.2%) votos, mientras AMLO en coalición de izquierda llega a 412, 315 (33.6%) y Josefina Vázquez (42%) cae al tercer lugar. Los resultados en elecciones para diputados fueron también de “carro completo” donde la coalición ganadora ganó en los siete distritos.

En las elecciones locales de 2013 que fueron solo para diputados locales, no solo se refrendó el “carro completo” sino que el resultado se produjo frente a un alto abstencionismo del 60%, que repite una línea histórica ya que la figura del diputado local es lejanamente representativa para los electores hidalguenses.

 

Escenarios de participación: el fantasma abstencionista

El tipo de campañas electorales, más ligadas a líneas nacionales, y de poca sustancia, más enfocada al marqueting y al impacto mediático inclusive hacia la denostación que a las propuestas, la falta de debate y un contexto nacional fuertemente incierto sobre la inseguridad, la economía y resultado de las “reformas estructurales” en Hidalgo es probable que se repita la tendencia histórica hacia el abstencionismo, donde diez partidos contienden bajo un esquema de baja competitividad.

Los partidos tienen distintas expectativas en esta elección; algunos mantener votos; otros alcanzar los sufragios que impidan su desaparición. Si bien en algunos distritos hay una campaña competitiva, y no se sabe con certeza los resultados, no se esperan sorpresas en las preferencias, seguirán pesando condiciones y factores locales tales como la geopolítica, el control de las administraciones municipales, la presencia inequitativa en medios de comunicación locales. Solo una amplia participación cívica podrá cambiar estas tendencias.

Los antecedentes de participación en este tipo de elecciones en Hidalgo son muy bajos inclusive en el periodo de las “reformas políticas”, significa que la cultura política de los hidalguenses y el interés sobre estos comicios siguen siendo bajas. En 2009 el ausentismo llegó al 57% y en 2003 después de la primera alternancia la abstención hidalguense fue del 61% (cuadro 4).

En 2015, las exigencias del contexto nacional y en parte la campaña anulista del voto, no solo nos colocan en el dilema votar o no votar sino que pone en juego tanto a nivel nacional como local si las elecciones siguen siendo un factor democrático, de la legitimidad y representatividad de las instituciones. O bien, si se mantiene un rechazo a la participación, electoral, sea este activo o pasivo se debe asumir que se requieren cambios más profundos que los de orden electoral. Está en juego la credibilidad de las instituciones. Sería un llamado para hacer cambios en la participación e intervención ciudadana en los asuntos de gobierno, aun por la vía pacífica.

* Investigador de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM)

                                 

 Cuadro 1. Electores en Hidalgo

hombres

mujeres

929, 746

1, 039688

47.2%

52.8%

 

                               Cuadro 2. Gobiernos municipales

 

Coalición

Partido

PAN
PRI
PRD
PT
PVEM
MC
PANAL

6
10
3
1
0
0
0

8
32
8
3
5
2
5

                      Cuadro 3. Paridad y candidaturas

Distrito

Mujer

Hombre

Huejutla

3

6

Ixmiquilpan

7

2

Actopan

5

4

Tulancingo

5

4

Tula

2

7

Pachuca

4

6

Tepeapulco

5

4

Total

48%

52%

                                         

                       Cuadro 4. Abstencionismo en elecciones federales en Hidalgo (%)

1997

52.5

2000

38.7

2003

61.4

2006

31.8

2009

56.7

2012

37.4

        

 

 

 

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