Bronconave desorientada
Hugo L. del Río
Monterrey.- La bronconave está haciendo mucha agua desde antes de zarpar. El 99.9 por ciento de los problemas que provoca Jaime Heliodoro se deben a que habla mucho y piensa poco.
Ayer, un lector de Lhasa me pregunta cómo es posible que Rodríguez Calderón, con pleno conocimiento de la anemia económica y financiera que padece Nuevo León, se haya atrevido a comprometerse con la sociedad a eliminar el pago de la tenencia… sólo para desdecirse días después. Le respondí que esa es la naturaleza de bronco: prometer que le va a poner clima artificial a todo el estado para dar marcha atrás al día siguiente. No hay dinero. Pero eso lo sabe hasta mi leyente tibetano.
Obviamente, la raza, como nos llama el gobernador electo, le está perdiendo confianza. Todavía no se sienta en la sillita y ya está incumpliendo sus promesas. ¿Qué nos espera durante el sexenio que viene? Al parecer, bronco piensa que la raza se dará por satisfecha con sus dichos de ranchero y sus curiosas tesis sobre el arte de gobierno: “el plan es que no hay plan”. Pienso que el de Galeana está equivocado: por una parte Monterrey, ciertamente, parece un rancho grande, pero es una metrópoli. Por otro lado, la familia Medina ya ocupó todos los espacios del sector campesino.
Jaime Heliodoro se las arregla para descomponernos los días y las noches. Lo peor es que su proclividad a desconectar la lengua del cerebro parece ser contagiosa.
A Manuel González Flores se le veía como un hombre con formación de político profesional. Ignoro si, como difunden algunos medios, se mareó al subirse al ladrillo. Lo que me causó indigestión fue la andanada que les dedicó a los diputados locales del PAN.
González Flores asegura que si los padres conscriptos derogan la ley de tenencia, la sociedad, enfurecida, se les echará encima con ganas de lincharlos. Curioso razonamiento, por llamarlo de alguna manera. Nunca he sabido que la eliminación de un impuesto enoje a la ciudadanía. Cosas veredes, mío Cid.
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Nuestras condolencias para Andrés Meza por el fallecimiento de su padre, don Ruddy Meza Butcher.
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