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1905 14 Agosto 2015

 

 

Altar de sacrificios en Veracruz
Hugo L. del Río

 

Monterrey.- Javier Duarte ensució al estado de Veracruz al grado de convertirlo en un enorme altar de sacrificios humanos. Uno de los sacerdotes del culto a Huichilobos es Miguel Mancera, jefe de Gobierno del DF. Ayer volvió a correr la sangre, ahora en la antes risueña ciudad de Orizaba.

Un reportero, Juan Heriberto Santos, fue abatido con otras cinco personas, entre ellas un zeta. Ignoro si el colega acompañaba al sicario. También ayer, en Xalapa, un guarura de Duarte golpeó a un periodista quien necesitaba entrar al Teatro de la Ciudad para cubrir un acto que, se supone, debía estar abierto al público. El colega pidió el anonimato porque, con toda la razón del mundo, teme por su vida. Duarte, sumo oficiante de la muerte, se deslinda del multihomicidio de Narvarte, DF.

Entre las cinco personas asesinadas estaba el reportero gráfico Rubén Espinosa, quien desde el 2013 había sido amenazado y agredido por los policías de Duarte. Rubén buscó refugio en la ciudad de México pero hasta allá lo alcanzó la mano del cacique, en cuya administración se califica a los activistas sociales como “personas peligrosas”.

Naturalmente que Javier Duarte se declara inocente de la matanza. Necesitaría ser un retrasado mental para admitir su culpabilidad. El veracruzano cuenta con el apoyo de Miguel Mancera. La Procuraduría del DF “investiga” como causales la violación –cuatro de las víctimas eran mujeres– y/o el robo. Para nada toman en cuenta el historial de amagos y agresiones de los matones de Duarte en contra del fotorreportero.

Mancera es del PRD. Igual podría ser del PRI, el PAN o el Verde. Ah, por si fuera poco, el buenazo de Miguel se siente presidenciable. Por lo pronto ya hizo alianza con Duarte quien, en el colmo de la desvergüenza, ofrece colaborar en la averiguación del homicidio múltiple.

Por cierto, llama mucho la atención que los vecinos del edificio de departamentos de Narvarte aseguren que no escucharon nada. Rubén y las cuatro damas fueron torturados. Luego, ellas sufrieron agresiones sexuales.

Finalmente, llovieron las balas. De acuerdo, los sayones pudieron usar silenciadores, pero, ¿no gritan las personas cuando son martirizadas? ¿Son insonoras las viviendas del inmueble? ¿No será que los pistoleros con placa de gendarme de Mancera y Duarte apercibieron a los inquilinos que si hablan los matarán?

Pie de página
Los bomberos tendrán que cerrar su Estación Número Tres porque la alcaldesa Margarita Arellanes tiene rato de incumplir su obligación con los Vulcanos. Nuestros grillitos mal disfrazados de políticos convirtieron a Monterrey en la capital mundial del cinismo.

hugo1857@outlook.com

 

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