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1915 28 Agosto 2015

 

 

Minoría feliz
Hugo L. del Río

 

Monterrey.- La casa en la que vive el secretario de Hacienda tiene un valor de más de 70 millones de pesos. En el otro espectro del ingreso y la calidad de vida, millones de mexicanos acuestan a esposa e hijos sin darles de cenar, a sabiendas de que al día siguiente no podrán ofrecerles ni un pedazo de tortilla para el desayuno.

Enrique Peña Nieto gasta al día veinte millones de pesos en promoción televisada y su esposa hace giras de compras por Estados Unidos y Europa. Nuestra Margarita Arellanes es una indigente: lo más que puede presumir es una que otra bolsa Louis Vuitton y el hijo del gobernador Humberto Medina Ainsilie apenas si gasta tres millones de devaluados en proyectar su imagen en la pantalla chica.

Rosario Robles fue, en su momento, ya no una promesa, sino uno de los más importantes activos que tenía el PRD en su tesoro político. Ahora hace el papelón del milenio como secretaria de Desarrollo Social de EPN. Su programa para erradicar la pobreza consiste en regalar mil 700 pesos cada dos meses a unas cuantas familias de marginados. El poder corrompe. En tres años de desgobierno mexiquense aumentó en dos millones el número de pobres. La mitad de los mexicanos malviven en la frontera entre el hambre y la inanición.

Pero, no nos preocupemos. Según Videgaray, la devaluación del peso y el desplome de los precios del petróleo serán los motores del desarrollo de México. Me declaro incompetente para entender tanta sabiduría. Lo obvio: nuestra casta dorada vive en un país y el resto de los mexicanos, en otro. No tenemos nada en común. Ni el idioma.

Otrosí: los gobernantes son débiles mentales o los mexicanos que trabajamos para sobrevivir somos estúpidos más allá de toda posible redención. Estoy de acuerdo: el “maestro” Torres escogió Monterrey como sede fundacional del PUP porque aquí encontró mucha materia prima. Pero no todos somos idiotas. Finalmente, el cinismo y la voracidad de la cúpula del poder nos están abriendo los ojos.

Nuevo León le metió una goliza a la portería del Sistema al elegir, por primera vez en la Historia a un candidato sin partido. Si el Bronco será un buen o un mal gobernador es harina de otro costal. Por lo pronto, le abrimos las puertas del palacio de cantera. Uno pensaría que desafíos de esta naturaleza al PRI-PAN-PRD y compañía pondrían a pensar a los cerebros más lúcidos de la oligarquía. Pero parece que no es así. El tren de vida que estilan nuestros oligarcas, si a eso se le puede llamar estilo, es un brutal contraste con la miseria, la pobreza y, en el mejor de los casos, la austeridad de los supervivientes de la clase media. Me expresé mal: no es un brutal contraste: es una mentada de madre. ¿Transparencia en la cosa pública?

Transparencia sería que nos informaran qué instrucciones reciben de parte del cártel de la globalización este muchachito gobernador de Toluca y sus servidores. Millones de pordioseros gimen a las puertas de la ciudadela de oro en tanto en el interior la minoría feliz bebe champaña y come caviar. ¿Es éste el México que queremos?

Pie de página
El gobierno nos quiere hacer creer que apenas hace un par de días descubrieron que Monclova es una de las bases de los zetas. Los matones tenían tres residencias con 16 tráilers, autos de lujo, caballos de pura sangre, arsenales que ya quisiera el Ejército gringo y todo eso. Monclova no es Nueva York o Shanghai. Ni siquiera es Vallecillo. Pero nadie, absolutamente nadie, sabía que los malos hacían allá su criminal trasiego y se daban vida de reyes. Vamos: a otro perro con ese hueso. Especulo porque tengo derecho a ello: los zetas no repartieron los narcodólares con quienes debían hacerlo. 

hugo1857@outlook.com

 

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