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1927 15 Septiembre 2015

 

 

Orden militar
Hugo L. del Río

 

Monterrey.- Ninguna autoridad puede ordenar al Ejército que deje entrar a civiles al cuartel de Iguala. “Ninguna”, recalcó el comandante de la IX Región Militar, general Arturo Vallarta Tafalla. Y menos, todavía, si se trata de “un grupo de extranjeros”.

Vaya con don Arturo. Cuando emplea las dos palabras “ninguna autoridad”, ¿está incluyendo –por decir algo– al Presidente de la República? ¿Nos está diciendo que el estamento castrense no tiene por qué obedecer al Poder institucional?

Claro que hay otra explicación. Y es cosa que vemos a diario: simplemente sucede que mi general no sabe hablar e ignora el significado de las palabras. El hecho de que sea Diplomado de Estado Mayor no garantiza que sea un hombre ilustrado. El entorchado no se detuvo ahí. Ya entrado en gastos, pretendió –el pobre– desacreditar a los expertos independientes de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Usa el término “extranjeros” con ánimo de ofensa. Como si fuera punible el mero hecho de no nacer en México.

Dice Vallarta que a los especialistas de la OEA no les corresponde hacer tareas de investigación. Eso está reservado al Ministerio Público y a la policía. Estamos aviados: los gendarmes cómplices de la matanza de Iguala se van a investigar a sí mismos.

En realidad, las averiguaciones ya se hicieron desde hace rato y el mundo entero sabe que el 27 batallón de Infantería colaboró con los narcos y los guardias municipales de Iguala y Cocula en la tragedia. Nada se gana con abrir o cerrar las puertas de la caserna. Me resulta difícil escribirlo pero no creo que los 43 normalistas estén vivos, encerrados en el acantonamiento. Entonces, ¿qué mensaje nos estaba enviando el general? En mi opinión, nos estaba diciendo que las fuerzas armadas no están obligadas a respetar los convenios internacionales firmados por México, ni mucho menos a atender los reclamos de la sociedad.

Para acabar pronto: el Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea tienen autonomía y sólo responden a las órdenes de los secretarios militares. Escribe don Miguel de Unamuno: “la supremacía del Poder Civil, que debe ser absoluta, completa y soberana, es garantía de que el patriotismo debe seguir su proceso normal. Todos los militares son ciudadanos; no todos los ciudadanos, sí una muy pequeña minoría de ellos, son militares”.

Ya que caminamos por esos rumbos, demos unos pasos más. No sé si las palabras inmortales que siguen las pronunció Jorge Domene, vicegobernador en la vida real, o el secretario de Seguridad Pública, general (para variar) Alfredo Flores. La cápsula de sabiduría política que es –al tiempo– una cátedra para los periodistas, nos hace saber que “es importante que no caigamos en una nota que se pone (sic) sin fuente oficial”. Léase que el gobierno tiene el monopolio de la verdad y sólo se puede dar credibilidad a lo que dice la burocracia. Todos los días aprendemos algo.

A propósito: ¿en verdad cree Rodrigo Medina que su campaña por TV convence a alguien?

hugo1857@outlook.com

 

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