Termina el mal sueño
Hugo L. del Río
Monterrey.- La palabra es poderosa cuando está blindada en la verdad. El engaño despoja al Verbo de su nobleza y termina por destruirlo. Así como el actor se tiene que convertir en su personaje para ofrecer al público una actuación profesional, así el político debe creer que sus mentiras, por omisión o comisión, reflejan el dato veraz.
El Sexto Informe de Gobierno de Rodrigo Medina fue el canto de una criatura herida de muerte. El todavía gobernador vive en un alcázar en el que le está negada la entrada a la autocrítica. Fue necesario imponer algo parecido al estado de sitio en un amplio sector urbano para que, en la mañana, Medina se animara a caminar del palacio de Bernardo Reyes al Congreso.
Los aplausos –uno tras otro, todos atronadores– que por la noche le brindó a Medina la Junta de Notables sin duda lo ayudaron a olvidar el momento amargo que le hicieron pasar algunos diputados. RM es, el panista Marcelo Martínez dijo, el peor y el más corrupto Ejecutivo que ha tenido la entidad. Nuestro estado, agregó Daniel Carrillo, presidente del Cuerpo Legislativo, vive un “proceso innegable de descrédito en el sector público” y está “desesperado de justicia”.
Medina manejó cifras astronómicas de inversiones que hacen la felicidad de los nuevoleoneses. Bah: hemos visto un mil veces la danza de los millones. ¿Encontró el jefe de la gobernanza alguna falla, algún defecto en el quehacer de su administración? No: el suyo es, en lo que a él y sus epígonos toca, un sexenio de perfección. ¿La corrupción y la inflación del moche? Bah, pelillos a la mar. ¿Le mereció algún comentario la obra pública deficiente y de costo inflado? ¿Encuentra normal el peligro que representa para cientos de miles de usuarios el desgaste del Metro y el desastre en que deja la Línea Tres? ¿Justificó el gasto en autopromoción y publicidad? No, porque el hombre puso su empeño en “engrandecer nuestro maravilloso estado”.
Lo más doloroso fue –con el perdón de Walt Whitman– el canto a sí mismo cuando describió al Sur de Nuevo León como la nueva tierra de promisión. La política, cuando se ejerce a tan pobre nivel, no forma, no puede formar, parte del gran teatro del mundo. El medinismo alienta, a lo mucho, en una carpa arrabalera donde el albur es la suprema manifestación de la sabiduría. En realidad, quien debió haber leído el Informe es Humberto Medina Ainslie, el verdadero gobernador de Nuevo León.
Como sea, termina el mal sueño. Seis años no es nada: agua que corrió bajo el puente. Los Medina se van: prueba de que Dios nos ama.
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