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1935 25 Septiembre 2015

 

 

Defensores del gobernador saliente
Eloy Garza González

 

San Pedro Garza García.- Un funcionario del Gobierno del Estado regañó a un reportero por ser “tan alarmista”; le advirtió que no convenía inquietar tanto a sus lectores.

Traía a colación la tan mencionada deuda estatal que a la fecha asciende a más de 110 mil millones de pesos. El reportero no supo qué contestar. Le daré algunos argumentos.

Quizá los políticos tengan la obligación profesional de no alarmar a la gente, pero cualquier periodista tiene la encomienda de alamar cuantas veces sea necesario y cuando considere que hay peligro social. Es parte de su función: para eso les pagan.

Si en sentido figurado el condominio donde uno vive amenaza con arder, el reportero avisa a los inquilinos que el edificio puede arder. Y si el reportero finalmente incurre en un error, mejor para el reportero y para los inquilinos. Claro que a algunos medios pasquineros el gobierno les paga para que no griten fuego cuando todo arde alrededor.

Lo que sucede con la deuda estatal es un golpe a la confianza que nunca tuvimos por nuestras autoridades. Y sin confianza el gobierno pierde todo crédito. La inspiración de la confianza es el principal lubricante que facilita la relación entre gobernantes y gobernados. Si se encarece, tanto los inversionistas como los demás ciudadanos se espantan irremediablemente.

Si uno habla con un taxista, con quien espera el camión, con el portero, todos repiten a su manera la misma monserga: nadie le tiene confianza al gobierno estatal. La causa de esta depresión generalizada consiste en que las autoridades estatales, comenzando por el gobernador actual, nunca supieron hacen públicos los grandes beneficios –si los hubo– que generó a los nuevoleoneses la adquisición de esa deuda desproporcionada: las vialidades que se mejoraron, la estética urbana que floreció, los servicios públicos que incrementaron su calidad, la seguridad pública que se modernizó en equipos y pertrechos. En vez de eso, spots de 20 segundos acartonados.

En Rocroi los soldados de la Armada Invencible del Rey Felipe II se rindieron ante los ingleses. El vencedor, Duque de Enghien, preguntó al general español derrotado cuántos soldados españoles iban con él. Francisco de Melo respondió: “Contad los muertos y lo sabréis”.

En Nuevo León se puede medir el impacto que nos deja la deuda estatal en el ánimo de la gente con una respuesta similar: “contad los defensores del gobernador saliente y lo sabréis”.

 

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