Suscribete

 
1941 5 Octubre 2015

 

 

Nos ganamos el título de ciudadanos
Hugo L. del Río

 

Monterrey.- Nuevo León cambió la Historia de México. Posiblemente, ningún gobernador llegó a palacio con un tesoro de confianza, expectativas y credibilidad como el que tiene en sus manos Jaime Heliodoro Rodríguez Calderón.

El gobernante es fiel a su estilo y crea un nuevo protocolo con un discurso coloquial que aviva la esperanza. Sano y bueno, todo esto. Pero el ingeniero agrónomo tendrá que hilar muy fino en las negociaciones políticas. Tiene que alcanzar entendimientos con el gobierno federal, el Congreso local, los alcaldes postulados por los partidos, los medios de comunicación y tres que cuatro caciques que todavía quedan por ahí.

Es muy correcto que anuncie la suspensión de la obra pública: por una parte, no hay dinero; por lo demás, el flamante Ejecutivo hará muy bien en revisar con lupa toda la papelería que confirma el desastre que le heredaron los Medina. Se acabó la fiesta para los ladrones, declara el hombre de Galeana.

Está bien, pero recordemos que, en política, las promesas y los compromisos son palabras y sólo eso. No juzgo de manera anticipada. RC tiene derecho al beneficio de la duda y a la luna de miel que viven sociedad y administración durante los primeros meses del sexenio. En las últimas horas hemos visto la transformación del gobernante electo en las acciones y las palabras de un Ejecutivo consciente de que fracasará si no cuenta con el apoyo de los nuevoleoneses. De soberbia, nada. Ruda sencillez de hombre de campo.

Buen principio, pero entendamos que Rodríguez Calderón es un hombre, no un semidios. Algunas cosas le saldrán bien. Otras, no. Si mete en prisión a los Medina recibirá como premio un aplauso universal que durará media hora. Pero quizás esto no sea posible. Podrá, eso sí, enviar a los penales a una parte de la gente de lo que fue el primer círculo del medinato: secretarios, subsecretarios, toda esa fauna. Tampoco a todos.

Quiero creer que RC es sincero cuando promete dar la batalla contra la corrupción. Sin embargo, dudo mucho que resulte ganador. Decir que sufrimos esta enfermedad social desde hace cinco siglos es quedarnos cortos. Desde muchos años antes de la Conquista quedó en claro que tan corruptos eran los aztecas como los españoles. Pero, claro, se aplaude el esfuerzo y se anima a Rodríguez Calderón a dar la pelea.

Hoy, podemos echar las campanas a vuelo. Nuevo León corrió la página de la crónica histórica: los nuevoleoneses le rompieron la espina dorsal a la partidocracia. Ya no somos súbditos o rehenes de los partidos. Éramos débiles y tímidos. Ahora somos fuertes y audaces. Nos ganamos el título de ciudadanos.

hugo1857@outlook.com

 

Su nombre :
Su correo electrónico :
Sus comentarios :

 

 

15diario.com