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1975 20 Noviembre 2015

 

 

Modelos de transición: el gobierno Bronco
Alejandro Heredia

 

Monterrey.- Dice Agustín Basave que la democracia está a punto de quebrarse; los ocupas, los antisistema, los que vomitan a la casta, los indignados.

Son expresiones puras de los cortocircuitos que contiene el sistema político-económico que configuran la cosa pública contemporánea en muchos países con democracias consolidadas y en formación, como el caso mexicano lo indica.

Un ejercicio comparativo de las transiciones que se han presentado en América Latina últimamente, indican, que ante el hartazgo de la ciudadanía ante los partidos políticos, se han postulado alternativas en las elecciones que han podido salir victoriosas. Tales personajes respondían a diferentes problemáticas y las fuerzas políticas que les catapultaron al poder, también fueron de diversa índole.

Sin embargo, las diferentes expresiones de los éxitos electorales representan una democracia de baja calidad, donde se atiende solamente a la formalidad de la competencia electoral, sin entrar al fondo democrático que debe suponer la acción gubernamental, la vida política de la comunidad y las buenas prácticas institucionales.

En este territorio movedizo nos encontramos. En un momento coyuntural donde el triunfo del candidato independiente con pasado priísta, no denota una expresión de una sociedad democrática, sino de una sociedad enfadada; no de una comunidad comprometida con la participación política, sino una población hipnotizada por las redes sociales y su ingeniería de likes.

Sin embargo, todo ello posibilitó la alternancia en el poder ejecutivo de Nuevo León, un cambio que se postuló ofreciendo la apertura de los canales de participación política, como también la utilización honesta y transparente de los recursos públicos. La apuesta del gobierno de Jaime Rodríguez es alta, por eso no bastan los desplantes, las cabalgatas en Fundidora o los vetos legislativos.

Quizá a este gobierno le falte una hoja de ruta, donde la ciudadanía encuentre políticas públicas congruentes con las problemáticas actuales. La improvisación es permisible cuando se tiene un plan, no cuando la autoridad gasta el tiempo denostando a la administración pasada, los medios de comunicación fastuosamente remunerados o los hoyos financieros que se advierten a cada paso.

Veremos los alcances de los políticos del momento. Si están a la altura de la transición o se quedan cortos en sus promesas y ambiciones. Probablemente les haga falta leer un libro sobre transiciones, como la Anatomía de un instante de Javier Cercas. Especialmente el capítulo en donde se dibujan las figuras de los tres protagonistas de la transición (Adolfo Suárez, Manuel Fraga y Santiago Carrillo), políticos de cepa, los cuales instrumentaron la democracia en España después de varias décadas de abyecta dictadura.

Este manejo de las artes de la política (la promesa, el engaño, la elocuencia, la autoridad) hicieron parir piedras al olmo: vencieron las posiciones más duras de la burguesía, el clero, los militares y los comunistas; e instauraron una monarquía constitucional, la cual fue lo menos democrático de la experiencia.

El gobierno Bronco necesita grandeza de miras, no grandilocuencia.

 

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