DISPARATES
Kamikaze mexica
Armando Hugo Ortiz

Monterrey.- 24 de Noviembre de 2015, Veracruz: “En sus Fuerzas Armadas, México tiene un pilar fundamental para salvaguardar su soberanía y garantizar la seguridad de sus habitantes”.

Miguel Ángel Osorio Chong, secretario de Gobernación, entre pitos, globos, serpentinas, y con los acordes de la marcha dragona.

Mismo día, horas después, Distrito Federal: “De conformidad con la CNDH, presumiblemente, el Ejército había alterado los escena de los hechos en la comunidad de Tlataya”.

Alejandro Gómez Camacho, Procurador del Estado de México, durante su comparecencia en el Senado, como aspirante a ministro de la Suprema Corte de Justicia.

¡Ah, cabrón, carambas, chingados! Exclamó una voz estentórea, despertando a varios legisladores que dormitaban la cruda en sus curules. ¿Y éste de cuál fumó?

No era para menos escuchar el rebuzno de esta creatura, parida en la hacienda de Atlacomulco, en el mismo pesebre de Enrique Peña Nieto, cuya consigna es que al Ejército no se le puede tocar ni con el pétalo de una trompetilla.

Según crónicas, Gómez Camacho aflojó el cuerpo solito; no esperó que nadie lo cuestionara sobre los hechos de Tlaltaya, donde fueron ejecutados 22 mexicanos. En su momento, el procurador mexiquense rechazó que los militares hubieran borrado evidencias de su crimen; después sus subalternos fueron acusados de torturar testigos para que cambiaran su versión.

Su dicho en el Senado fue, supuestamente, para lavarse las manos, y poder posar en un sillón de la Corte su trasero. Más bien parecía un kamikaze, con su ídem cargado de supositorios explosivos. Tarjeta roja fulminante; tal vez ni siquiera regrese como procurador mexiquense.

Apenas fue la primera comparecencia, le falta la buena, en la Comisión de Justicia del Senado. Para entonces ya le habrán dado su madriza y recule, reiterando la inocencia inmaculada de los querubines verde olivo

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