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2075 8 Abril 2016

 

 

El aroma de lúpulo impregnaba los aires
Hugo L. del Río

 

Monterrey.- Monterrey fue una ciudad de la que estábamos orgullosos. Capital industrial de México, veíamos en la noche teñirse de rojo las nubes que jugaban sobre la Maestranza, como conocíamos a la Fundidora. Y por el lado de la Cervecería, el aroma del lúpulo impregnaba los aires.

El cine Elizondo era, urbi et orbi, uno de los más hermosos palacios del cinematográfico.

La banda municipal nos regalaba conciertos en la Plaza Zaragoza y los camellones de la Calzada Madero eran paseo de familias. Durante años y años edité la página roja –así la llamábamos– de El Porvenir y nunca había suficiente material para cerrarla. Los regiomontanos vivían con la puerta abierta y el beisbol nunca fue pretexto para salvajadas como las que se perpetran en los estadios de fut.

Hoy, mi amada patria chica ya dejó de ser una ciudad para devenir en un gigantesco aduar africano. Nuestra gente tiene una gran nobleza, una calidad humana que les merece un lugar aparte.

Pero, ah, esas mujeres, esos hombres que irradian bondad, en cuanto se sientan al volante del automotor se convierten en ogros comprometidos en laminar el mayor número posible de peatones, en aplastar a los ciclistas, de perdido en chocar con otro vehículo o en su defecto hacer el círculo regimontano de la muerte para quedar con el auto patas arriba.

Entiendo que Cementos Mexicanos fabrica un material especial con el que se tapan, durante varios años, los baches. ¿Algún alcalde aceptó usarlo, aunque sea con fines experimentales?

Por nuestras calles, en los espacios que deja libre el ambulantaje, circulan camiones de transporte público que no autorizarían ni en Namibia.

Si vas al banco probablemente te asalten dentro o fuera del edificio. Si te mueves en auto tendrás que darle mordida al tránsito. Y si prefieres caminar te atracará la policía. El pobre de Adrián de la Garza no tiene autoridad ni para retirar a los puesteros de la calle.

El regiomontano tradicional todavía existe, pero está siendo reemplazado por el naco. Ya nadie platica: para qué si hay que estar pendientes de los celulares y toda esa parafernalia infernal. Además, dónde puedes conversar si ya casi no hay cafeterías.

Si le hablas de Cervantes a un estudiante o profesor universitario va a pensar que te refieres a un jugador del Real Madrid.

Éso sí: achicamos al planeta. El mundo, nuestro mundo, es Texas. Más allá de la Isla del Padre y San Antonio no hay nada que valga la pena.

Fundidora cerró con gran alegría de los ipecos y la Cervecería es ahora propiedad de una megacorporación extranjera. Si esto es el progreso...

Pie de página
Vaya papelón que están haciendo los alcaldes de la Zona Metropolitana. Resulta que no sólo no conocen el nuevo sistema penal acusatorio sino que, aunque se les expliquen de viva voz los detallles, no lo entienden. Naturalmente, la corona de la simpleza la ganó por unanimidad el edil de Ciudad Guadalupe, Francisco Cienfuegos, quien declaró públicamente que a estas alturas del partido no le alcanza el magín para inferir cuáles son los actos ilícitos que comete su gerndarmería y que permiten que torvos asesinos, al igual que reclusos inocentes salgan libres. El cacique guadalupense podría presumir de tener doctorado en Derecho de las mejores Universidades del mundo, pero jamás será abogado. Y si así están, ¿se imagina usted el nivel de los polizontes? Quizás sería aconsejable empezar por enseñarles a leer y escribir.

hugo 1857@outlook.com


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