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2099 12 Mayo 2016

 

 

MALDITOS HIPSTERS
Pedro Juan y las historias familiares
Luis Valdez

 

Monterrey.- El autor cubano Pedro Juan Gutiérrez visitó nuestra ciudad hace un año. Escritores locales, becarios y promotores culturales wannabe se interesaron por la obra de un tipo con más de diez títulos publicados en la editorial Anagrama. ¿Casualidad u oportunidad?

Obras fuertes, denominadas en el género Realismo Sucio como el escritor anteriormente por gente como Charles Bukowski, John Fante o Raymond Carver, se han ido aligerando no hasta volverse rojas pero sí más de novela de costumbres. Pedro Juan Gutiérrez sigue siendo un escritor brillante y fuerte al momento de describir escenas sexuales o el escenario del ron (y la prostitución y la homosexualidad), pero ya no es el mismo de la Trilogía sucia de La Habana, de Sabor a mí, ni de El rey de La Habana, siquiera.

¿Qué fue lo que pasó con este autor de culto? El tiempo y las historias. Las muchas vidas qué contar (ya no sólo la suya, sino la del entorno que le ha formado como personaje de la mayoría de sus tramas literarias).

Y así, nos encontramos con que los primeros capítulos de su novela Fabián y el caos son en realidad la historia meticulosamente (odio esa palabra) contada de la familia de Fabían, desde su abuelo, luego la madre, luego el padre, luego el matrimonio, y el viaje a Cuba y la caída en crisis económica de la familia en Cuba. Y uno se pregunta si es meramente para echarle letras al libro, o servirá para justificar el carácter de un Fabián mimado, homosexual, victimizado, casi artista pero perdedor y músico venido a menos.

Y el contraste que maneja el autor… de nuevo un Pedro Juan con una corta historia familiar (que era justo lo que me hubiera interesado leer), sin pretensiones, con más pasado que futuro, sin los ánimos para escapar de Cuba pero tampoco para arroparse en ideales políticos, ni religiosos, ni familiares. Es decir que las instituciones le vienen importando poco. Él está satisfecho si hay sexo y ron. No le interesa tener tanto qué ganar que luego pudiera perder. En cambio Fabián, con una vida familiar próspera, sólo tiene cosas para perder.

Un Pedro Juan insensible en contraste a un Fabián demasiado sensible. Un humano demasiado animal frente a un animal demasiado humano.

¿Quién sobrevive al final? Ya se imaginan. En Cuba, como en cualquier parte del mundo, sobrevive el más fuerte.


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