Flechazos para un análisis, II
Víctor Orozco
Chihuahua.- 1. La decepción e indignación provocadas por la corrupción en el gobierno federal y con mayor énfasis en varios gobiernos estatales, provocaron el colapso priista. Si alguien pensó que el escándalo de la Casa Blanca se perdió para la memoria colectiva, se ha equivocado. El nombre de Peña Nieto está asociado ad eternum con este colosal acto de corrupción personal.
El desprestigio de los gobernadores de las entidades donde fue mayor la caída del partido en el poder operó como un fardo que jaló al tricolor hacia el precipicio.
2. Ahora, un sector del PRI, cuyo vocero ha sido Labastida Ochoa, el ex candidato presidencial, anda promoviendo la especie de que la iniciativa de Peña Nieto para poner en la ley el llamado matrimonio igualitario, es decir entre personas del mismo sexo, determinó las derrotas electorales de su partido. Absolutamente falso. Quien quiera revisar las redes sociales, las notas de prensa y la información en todos los medios durante las campañas electorales, no encontrará ninguna referencia a esta iniciativa entre las generalizadas críticas y ataques al PRI. En realidad, “Es la corrupción, estúpido”. (Parafraseando aquella célebre frase de Bill Clinton que contribuyó a llevarlo a la Casa Blanca. “Es la economía, estúpido”.) Labastida y demás, andan metidos en el juego de las descalificaciones rumbo al 18 y pretenden lanzar por la borda a Osorio Chong. El cuento del “conservadurismo de la sociedad mexicana” es uno de sus recursos. En el juego, están sectores derechistas que aprovechan para empujar hacia un retroceso en el ámbito de los derechos humanos.
3. Con vistas a la sucesión de 2018, el PAN da por hecho que la debacle priista lo regresará a Los Pinos. Puede que sea una ilusión. Dentro de dos años, van a influir múltiples factores. El blanquiazul se equivoca, como lo hace el PRI con Peña Nieto, cuando revive a Calderón Hinojosa. Nadie ha olvidado la guerra provocada por éste, entre sus malhadados desempeños. Margarita Zavala puede ponerse muy feminista y reclamar un lugar propio en la política, pero es imposible desligar su nombre del de su esposo.
4. Tampoco Andrés Manuel López Obrador la tiene segura. Las encuestas, ya se sabe cuan engañosas son (¡Si los sabrán los del PRI!). Eso de que “nosotros solo nos aliamos con el pueblo” es una verdadera tontería. En primer lugar porque implica que Morena no es del pueblo, sino un agente externo que puede juntarse con los mexicanos o separarse de los mismos y segundo porque en las alianzas se trata de agrupar organizaciones, individuos, movimientos sociales, que representan otras franjas, grandes, pequeñas o minúsculas de ese mismo pueblo al que se busca representar. Si AMLO va sólo, confiado en su gran capital político personal, lo más probable es que pierda.
5. En Chihuahua, para el hundimiento del PRI, además obraron factores como la pésima selección de candidatos. Serrano, por ejemplo, sin brillo, sin ubicarse nunca en el hecho de que estaba compitiendo para gobernar. De allí que sintetice su derrota en el consuelo de que “no se aceptaron sus servicios profesionales”. Como si los ciudadanos estuviésemos buscando un gerente y no un estadista.
