Muertos de segunda clase
Eloy Garza González

Monterrey.- La CNTE se radicaliza. Acusa al gobierno federal de imponer una Reforma Educativa para facilitar el despido de profesores. Entre otras medidas de protesta nacional, bloquea la carretera México-Oaxaca, en Nochixtlán. La Policía Federal se apersona entre los “agitadores”.

Según los protocolos policiacos contra disturbios, en estos casos se usan balas de goma, gases lacrimógenos, mangueras de agua. De nada de eso se vale la Policía Federal, más que echar mano de armas de grueso calibre. Inicia un zafarrancho en medio de un tianguis y en pleno mediodía. La Policía Federal mata a 8 manifestantes, o simples mirones (la CNTE dice que fueron 10). Ninguno de los asesinados portaba armas.

El gobierno federal responde que los muertos ni siquiera eran maestros (tal parece que seres humanos sí, pero maestros no). La PF ve normal el uso desproporcionado de la fuerza pública al grado de asesinar a gente desarmada.

Ningún funcionario público presenta su renuncia. La Comisión Permanente del Congreso de la Unión responde con pereza: un simple exhorto a las autoridades competentes para que investigue los hechos, y la amable solicitud a dependencias del gobierno federal para que explique las causas de la masacre. Qué legisladores tan delicaditos.

Eso sí, se ponen muy bravos contra gobiernos como el de Egipto cuando allá matan a mexicanos. Eso convierte a estos diputados en hipócritas e ignorantes, en cómplices del asesinato de los mexicanos en Nochixtlán.

Lambiscones del PRI aunque sean del PAN. Hacen más escándalo como chachalacas por la imprudencia del Bronco de decir que nadie quiere a las gordas, refiriéndose a niñas embarazadas. Todo por no ser capaces de leer bien ni siquiera una línea de un documento oficial. Asnos que rebuznan en tribuna.

En este país hay difuntos de segunda clase. Lo dicho: algo está podrido en el Estado mexicano.