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2150 22 Julio 2016

 

 

Cuidado con la evaluación
Ismael Vidales

 

Monterrey.- En la historia de México ninguna reforma estructural se había realizado con tanta rapidez como la Reforma Educativa del 2012-13 (RE), ni con el auxilio de la fuerza pública, lo cual nos permite solicitar un lugar especial en el libro de Records de Guinness.

Ya en serio, en el constructo popular existe el dicho “Rápido y bien, rara vez se ven” que le viene como anillo al dedo a la multicitada RE que a la fecha, después de carretadas de loas a sus virtudes ahora resulta que adolece de serias deficiencias que deben revisarse, especialmente en su componente de evaluación.

Pero, qué necesidad había de echar a andar un entuerto de esta magnitud, si el INEGI entre 26 de septiembre y 13 de diciembre de 2013, llevó a cabo el Censo de Escuelas, Maestros y Alumnos de Educación Básica y Especial, y reportó condiciones materiales, de organización, académicas y financieras francamente caóticas, que dieron pie para que la  SEP recuperara el manejo directo los sueldos de los maestros federalizados de las entidades.

Por su parte, el INEE realizó en el 2014 el estudio Evaluación de las Condiciones Básicas para la Enseñanza y el Aprendizaje cuyos resultados publicó recientemente con el nombre de Infraestructura, mobiliario y materiales de apoyo educativo en las escuelas primarias, mostrando resultados desalentadores, como: sólo el 45 % de las escuelas primarias cuentan con agua, luz y drenaje; sólo el 42.5% de las escuelas se proporciona agua purificada para beber a los estudiantes; el 40%, tiene problemas en las instalaciones eléctricas, hidráulicas, barandales y escaleras.

Con la información del INEGI y la del INEE sobre la situación material, académica, financiera y organizacional del Sistema Educativo Mexicano, lo prudente hubiera sido avanzar en la solución de esos problemas a fin de crear los mejores ambientes de aprendizaje, pasando por la capacitación y actualización del magisterio, y después implantar la RE, pero no por la fuerza porque así no conduce a nada y en cambio está generando consecuencias “de alto impacto en la trayectoria profesional de cientos de miles de profesionales de la educación”. Miles de maestros se han jubilado con cierta premura, otros están resistiendo, pero con la angustia de que el día menos pensado caiga la guillotina de la evaluación sobre su cuello.

Después de movilizaciones, marchas, plantones, bloqueos, evaluaciones forzadas, encarcelamientos, y cientos de “memes” con todo el humor ácido que deriva de la impotencia y el coraje del magisterio, ahora resulta que se va a revisar la evaluación, pero la LGSPD dice que no corresponde a la dupla SNTE-SEP meterse en asuntos técnicos, tampoco a la Secretaría de Gobernación. La evaluación, desde el punto de vista técnico se ha estado revisando y seguramente, mucho de lo que se pide, ya se esté cumpliendo por la instancia facultada para ello: el INEE.

Pero ese no es el fondo del problema, los maestros no rechazan la evaluación, lo que rechazan es que los resultados de ella han generado fundamentadas dudas sobre los beneficios económicos y subsiste la certeza de la ley tarde o temprano les quitará su plaza. La Ley General del Servicio Profesional Docente (LGSPD) es clara en ese sentido y aplica en el nivel de Educación Básica y en el de Media Superior (ver Arts: 22, 53, 71, 74, y transitorio noveno): “En el caso de que el personal no atienda los apoyos y programas previstos…, incumpla con la obligación de evaluación o cuando al término del período se identifique su insuficiencia en el nivel de desempeño de la función docente, se darán por terminados los efectos del Nombramiento, sin responsabilidad para la Autoridad Educativa o para el Organismo Descentralizado.” “…y sin necesidad de que exista resolución previa del Tribunal Federal de Conciliación y Arbitraje o sus equivalentes en las entidades federativas.”

El Instituto Belisario Domínguez (Dirección General de Investigación Estratégica, Reporte “Temas estratégicos No. 34” La evaluación del desempeño docente: de lo comprometido a lo realizado) señala que “En la primera fase de la evaluación del desempeño docente…Los resultados no permiten establecer diferencias claras entre prácticas docentes ‘adecuadas’ e ‘inadecuadas’ y, más aún, pueden provocar que se premie o castigue a quien no lo merece.”

El mismo documento señala que países como Estados Unidos, Australia, Corea del Sur, Dinamarca, Holanda, Finlandia, y Chile ya ensayaron sistemas de evaluación con los siguientes resultados:

a) Estados Unidos los realizó en la década de los 90 y en el 2010 la investigadora Diane Ravitch concluye en su investigación que “el modelo no solo no mejoró la calidad general de la educación pública, sino que ha generado resultados negativos al premiar a las escuelas de medios socioeconómicos más favorecidos y abandonar aquellas que tienen mayor necesidad de apoyo”.

b) Australia, Corea del Sur, Dinamarca, Holanda, y Finlandia utilizan los resultados básicamente con carácter formativo.

c) Chile. Tiene un sistema similar al que se está implantando en México, ellos iniciaron en 2003 con el Sistema Nacional de Evaluación del Desempeño Docente y en el 2016 lo sustituyeron por el Sistema de Desarrollo Profesional Docente, que señala “tras dos procesos de certificación fallido debe abandonarse el sistema.”

Estudios consultados hablan de existe en promedio una mejora significativa en el puntaje del portafolio que es uno de los instrumentos que se evalúan, pero no hay más datos.

Finalizo citando a la investigadora de la UNAM Rockwell, Elsie. (2013) “La complejidad del trabajo docente y los retos de su evaluación: resultados internacionales y procesos nacionales de reforma educativa”, en La reforma constitucional en materia educativa (2013, Instituto Belisario Domínguez).

“La evaluación por sí misma no ha logrado mejorar la calidad educativa a pesar del alto costo de implementar sistemas nacionales de evaluación estandarizada”; ni ha logrado “que los maestros de manera individual mejoren su desempeño después de ser evaluados”.


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