Elevator pitch
Eloy Garza González

Monterrey.- En marketing existe una técnica de venta que se conoce como elevator pitch. Se trata de explicar un proyecto comercial lo más conciso que se pueda a un cliente o un inversionista. Lo ideal es que la persuasión no dure más de 50 segundos, lo que tarda un elevador en llevarnos al quinto piso.

Cuando hace años vino a México Tony Blair, ex Primer Ministro británico, sugirió al Presidente Peña Nieto que en su mandato se enfocará a tres o cuatro temas exclusivamente. Los asuntos de Estado son tan complejos y enrevesados que no pueden atenderse todos simultáneamente. De inmediato pensé en la técnica del elevator pitch.

En las campañas presidenciales de EUA, suele ganar el candidato más conciso y con capacidad de síntesis para explicar su programa de gobierno. Ronald Reagan es el ejemplo más señero. Obama generalmente sabe hacerlo bien. Bill Clinton también resumía su mensaje en un par de promesas contra el déficit, derivadas de una frase que se volvió célebre: “es la economía, estúpido”.

A Clinton le bastaban 50 segundos para convencer al electorado de sus propuestas electorales. Que fueran exitosas al momento de ejecutarse es harina de otro costal. Pero Bill Clinton sí cumplió con ese manojo de retos que contaba en sus elevator pitch.

Su esposa Hillary, en cambio, es profusa y difusa. No es capaz de explicar sus propuestas de gobierno concisamente: se extiende en detalles técnicos y salta verbalmente de un tema a otro. Caso muy diferente al bribón de siete suelas de Donald Trump, que tiene muy claras sus dos o tres ideas de gobierno, tan controvertidas como racistas.

Para enumerar sus propuestas electorales, Hillary Clinton necesitaría ponerle un elevador al Monte Everest. Para mencionar las suyas, Trump solo ocuparía subir tres pisos en el ascensor de cualquiera de sus torres doradas. Y lo peor es que así está convenciendo a los electores gringos.

Sería interesante saber cuántos pisos ocuparían subir los aspirantes a suceder a Peña Nieto, para explicar sus ideas de buen gobierno, lo mismo Margarita Zavala, que López Obrador, Osorio Chong o Jaime Rodríguez (si es que sigue con la quimera de lanzarse como candidato presidencial independiente). Y luego ver quién nos convence más con su elevator pitch.

Hasta la fecha, lo más probable es que ninguno.