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2242 29 Noviembre 2016

 



Y en eso se fue Fidel
Eloy Garza González

 

Monterrey.- Canta el trovador cubano Carlos Puebla: “contra el pueblo conspirando/ para seguirlo explotando/ Y en eso llegó Fidel”. Con Fidel arengando a multitudes estupefactas, se constata que el siglo XX fue la era de las ideologías. Con Trump despotricando contra aprendices de emprendedores en un reality show denigratorio, se predice que el siglo XXI será la era del pragmatismo cruel. Utopía fratricida contra pragmatismo inculto.

Sin embargo, las categorías definitorias (ideología versus pragmatismo), tienen goteras y rezuman humedad. Fidel, referencia ideológica de la izquierda del Tercer Mundo, fue un líder pragmático que jugó con la ambición de los soviéticos bien pertrechados, los chinos comerciantes y los venezolanos petrolizados.

Trump, en cambio, vulgar pragmático que desmorona arquetipos políticos y estereotipos discursivos para deshuesar al partido Republicano y ahora a la América entera, es un voluntarista ideologizado de externa derecha, que juega a mezclar alt right, supremacía blanca, proteccionismo comercial y nacionalismo económico. Toda una narrativa en forma de granada de mano.

Verborreico, Fidel hilvanaba consignas hora tras hora en concentraciones masivas. Iracundo de paupérrimo léxico y retórica visceral, Trump apenas esboza una idea difusa en los 140 caracteres de un tuit. Fidel se hubiera sentido encorsetado en los terrenos cercados del Twitter. Trump hubiera enmudecido después de una hora de improperios y vulgaridades parapetado tras un pódium.

Pese a que rebasó cronológicamente la frontera del siglo XXI, el idealismo revolucionario de Fidel resulta un anacronismo en nuestros días. Pese a que amasó su fortuna personal en el siglo XX, el personalismo ramplón de Trump hubiera sido una deformación impresentable en la geopolítica de la pasada era.

Fidel creó una patria imaginaria mordisqueando libertades. Trump soltó el último mordisco a la carne amorfa de un imperio podrido, que desde hace años ya es solo imaginario. Patria o muerte implicaba como lema una disyuntiva radical. You’re fired comunica como condena televisiva, la ambición de un intolerante al que le sobra pueblo, patria y Ley.

The times they are a-changing, cantó con su guitarra Bob Dylan, un Carlos Puebla con más lírica y sin mesías a quién loar. Quién sabe si los tiempos cambian para bien. O sea este el canto de cisne de la civilización que conocimos hasta ahora. O del mundo regido con los códigos que operaron hasta ahora. Pero sin duda es el fin de las utopías, venturosas o sangrientas, que abren paso al realismo hueco de un show televisivo, donde cada quien se salva por sí mismo, sin referencias ideológicas, sin brújula y sin fe. Y en eso, a diferencia de la canción de Carlos Puebla, se fue Fidel.

 

 

15diario.com