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20 de mayo de 2010
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TRANSICIONES

Democracia local y cambio político

Víctor Alejandro Espinoza

El día de hoy se presenta una obra que sienta un precedente importante para el resto de las entidades del país. No podía haber mejor escenario para dicha presentación que el imponente paraninfo de la rectoría de la Universidad de Guadalajara, cuyos murales iluminan la cúpula y fueron pintados por el gran muralista mexicano José Clemente Orozco entre 1936 y 1939. El artista los llamó: “El hombre, creador y rebelde”.  El libro que nos convoca se titula El voto en Jalisco: crisis, elecciones y alternancia 2009, cuya edición estuvo a cargo del Instituto Electoral y de Participación Ciudadana de Jalisco, la Universidad de Guadalajara y el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente.

 

Se trata de un libro útil y oportuno, pues evalúa el  proceso electoral local de 2009 y aporta pistas para interpretar los comicios que se verificarán este año, iniciando con los que tuvieron lugar el pasado fin de semana en Yucatán. Coordinado por Marco Antonio Cortés Guardado, rector general de la UdeG y David Gómez Álvarez, consejero presidente del IEPCJ. No se trata de una obra de divulgación institucional, todo lo contrario, convoca a 32 autores (incluyendo el prólogo del consejero presidente del IFE, Leonardo Valdés Zurita), la mayoría académicos residentes en la entidad; y que sin ningún tipo de limitaciones, analizan, desde su especialidad e interés, no sólo los antecedentes, sino también el escenario y las perspectivas del proceso electoral concurrente de 2009. Se trata de una obra muy bien escrita, donde los textos, a pesar de los temas tratados, no ceden ante el barroquismo tan socorrido en el ámbito académico. Precisamente gracias a las divergencias en torno al mismo objeto de estudio, por ejemplo el voto nulo, podemos enriquecer las opiniones que sobre este fenómeno tenemos los investigadores.

 

Yo esperaría que esta obra se convirtiera en acicate para que otros institutos electorales convocaran a instituciones educativas, académicos y analistas a evaluar los procesos electorales en sus localidades. Desgraciadamente existen enormes distancias entre los órganos electorales. No sólo en cuanto al tipo de organización o a los niveles de profesionalización de su personal; sino también en lo que se refiere al perfil de los consejeros electorales, que, como en este caso, permite que se desarrollen proyectos académicos de alto nivel.

 

La transición política mexicana ha tenido en los procesos electorales su detonante principal. Ante la ausencia de actos disruptivos, las reformas electorales y su traducción federal y local, se convirtieron en el eje conductor del proceso de cambio político mexicano; por eso y pese al denodado esfuerzo de la clase política por desacreditarla, el único ámbito público que merecería una evaluación positiva sería el de la democracia política. El ancla electoral ha permitido seguir navegando en medio del mar de turbulencias en el que nos encontramos los mexicanos. La democracia de calidad, como analiza Juan Manuel Ramírez Saiz, no parece un puerto cercano.

 

En las elecciones de 2009 en Jalisco, nos dicen los autores, se registró un cambio importante en el comportamiento electoral ciudadano: el regreso del PRI o el fracaso del PAN, como quiera leerse. Con un incremento de la abstención que se situó en 48%  (39.2% en 2006 y 46.6 en 2003), por cierto por debajo de la media nacional para la elección del año pasado (55.32%); el PAN ganó 8 de los 20 distritos uninominales (en 2006 había obtenido 17). Si bien ganó 63 de las 125 alcaldías, perdió en la Zona Metropolitana. Guadalajara era bastión panista desde 1995; pero a la capital se añaden Zapopan, Tlaquepaque, Tonalá, El Salto, Tlajomulco y otras ciudades importantes como Puerto Vallarta, Lagos de Moreno, Tepatitlán y Zapotlán el Grande. Como afirma José Antonio Elvira de la Torre “(estas derrotas) permiten calificar el resultado como un revés en la consolidación electoral del PAN como el principal partido político en Jalisco”.

 

Jalisco expresa las vicisitudes de la alternancia política nacional y los derroteros del partido en el gobierno. Lo dice muy bien Adrian Acosta Silva: “Agotado el ciclo de la transición política hacia la democracia, en el cual la creación de un sistema de partidos y de procedimientos de elección libre y confiable de las autoridades y representantes políticos se constituyó como la base institucional del cambio político hacia la democracia, el problema mayor del funcionamiento de la democracia y de la alternancia política es asegurar un desempeño gubernamental capaz de enfrentar y resolver los problemas del bienestar colectivo”. Un reto difícil de sostener indefinidamente o de convencer a los votantes para que continúen votando por el partido en el gobierno.

Investigador de El Colegio de la Frontera Norte. victorae@colef.mx         

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