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20 de mayo de 2010
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De Mérida y videojuegos

Ricardo A. Martínez Espinosa

marimgLos videojuegos enajenan al ser humano, rompen con su interés por inventar la trama. Pervierten el deseo por construir a los héroes y a los villanos, escurren la posibilidad de que sea nuestra mente la creativa-creadora. Nos hemos vueltos consumidores de nuestras propias odiseas.

 

No estoy seguro si se trata de una campaña perfectamente planeada para romper con nuestra integridad, un complot mundial de las multinacionales para dejarnos sujetos a su voluntad y capricho, para convertirnos en consumidores pasivos y obedientes. Ésa es la salida fácil culpando al resto del mundo por nuestras desgracias. Si el maldito sistema nos ha sometido a este bombardeo, entonces tiene sentido nuestra apatía, nuestra obesidad, nuestra dejadez y conformismo. Todo esto porque somos víctimas de enemigos más grandes que nosotros, que apenas y podemos comenzar a vislumbrar.

 

El martes en la noche al escuchar a Horacio Guajardo en el radio hablando del ausentismo en las casillas en Mérida comencé a pensar que después de todo puede que no sea el maldito sistema, o que al menos éste no tenga toda la culpa. Al mirar mi entorno no encuentro sociedad civil activa luchando por sus derechos, sino más bien una suma interminable de tristes conformistas que apenas dan lo suficiente para pasar al siguiente día. No veo creatividad e imaginación sino más bien seres que se pasean por la vida como si no quisieran molestar a nadie.

 

“Toma la vida por los cuernos” dice un popular slogan de una marca de camionetas norteamericana. Yo creo que más bien nos hemos dejado llevar por el toro entre las patas y nos ha valido madre. Si nos encontramos en un momento tan decepcionante de nuestra política, no tiene mucho qué ver con lo que hacen los políticos, sino más con lo que estamos dejando de hacer nosotros.

Culpemos al sistema de nuestros males. Ahí tenemos cientos de villanos a los que podemos despreciar por sus abusos y violaciones. Sigamos disfrutando nuestra mediocridad mientras vamos sentados en el asiento trasero, y con una tendencia rápida para que nos avienten a la cajuela.

 

Mérida es el ejemplo más claro de que no son los abusos del PRI o su inminente regreso lo que nos tiene así. Que vuelvan a la presidencia, nada será diferente. El problema ha sido que desde hace ya una década nuestra ciudadanía se durmió esperando que las cosas cambiaran por sí mismas. México hoy está muriendo asfixiado no porque alguien lo esté ahorcando, sino porque simplemente nos da hueva respirar.

 

Nosotros escogimos dejarnos encaminar por esta generación que prefiere el videojuego controlado que sentarse a imaginar un juego mejor. De esto no tiene la culpa ni el vendedor de consolas, ni el que diseñó los juegos. Es más difícil darnos cuenta que los únicos responsables aquí hemos sido nosotros.

 

http://lasillaquevuela.blogspot.com    

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