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15 de julio de 2010
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La huelga de hambre que a nadie le interesa

María Elena Padilla

Guillermo Fariñas, 48 años, periodista-psicólogo, nació en Santa Clara, Cuba. Se le conoce en la isla por ser protagonista de gran número de huelgas de hambre (más de 20) por las más variadas causas. Fariñas inició su huelga de hambre a la muerte de otro opositor al régimen de Cuba: Orlando Zapata. Las voces de las buenas conciencias del planeta se alzaron para condenar al gobierno cubano por dejar morir a Zapata, para luego pedir, presionar, exigir, que la suerte de Fariñas no fuera la misma y se aceptaran las demandas esgrimidas. Incontables gobiernos pusieron el grito en el cielo ante la paja en el ojo cubano sin advertir la viga en el propio. México se unió al coro como si no tuviera cola que le pisaran.

Cayetano Cabrera, 46 años, ingeniero, mexicano, originario de Oaxaca; empezó a trabajar en Luz y Fuerza del Centro hace cinco años tras aprobar el examen mediante  convocatoria pública. A partir de entonces laboró  de 7 de la mañana a 3 de la tarde delineando y proyectando subestaciones para LyFC, luego de 4 de la tarde a 10 de la noche, impartía un curso de Teoría de Circuitos en el Instituto Politécnico Nacional. Hoy, a los 81 días de ayuno y pesando menos de 52 kilogramos enfrenta una severa crisis de salud. Hace unos días fue trasladado en ambulancia para asistir a la ceremonia de graduación de una de sus hijas en la misma institución de la que es maestro. Sostiene haber “tomado la decisión de ir hasta las últimas consecuencias y sólo estoy dispuesto a levantarme cuando me devuelvan el trabajo que me arrebataron, cuando se haga valer la figura de patrón sustituto” “No queremos dinero, queremos trabajo. El dinero lo sabemos generar con nuestro esfuerzo”.

Si Fariñas fuera mexicano y ejerciera, como lo ha hecho tan insistentemente en su país, el derecho a ponerse en huelga de hambre, y  especialmente si lo hiciera con el fin de obtener la liberación de presos (políticos o no), seguramente sería descalificado por esos mismos medios que apenas en días anteriores mostraban preocupación por su salud al tiempo que condenaban a Cuba por la falta de observancia a los derechos humanos. Podemos adivinar que los adalides de las buenas causas mediáticas y/o políticas le llamarían profesional de las huelgas de hambre, tozudo, loco, para pasar luego a ignorarlo. Este disidente cubano recién abandonó su ayuno ante la disposición del gobierno de liberar a 52 presos políticos enfermos después de más de 130 días de abstinencia de alimentos que lo dejaron con un peso de más de poco más de 60 kilogramos.

Cayetano inició, junto a varias decenas de compañeros electricistas, una huelga de hambre demandando solución al conflicto que viven quienes fueron despojados de su trabajo cuando el gobierno desaparece la empresa Luz y Fuerza del Centro. Al momento, Cayetano es el que tiene más tiempo de ayuno en el campamento instalado en el zócalo de la ciudad de México. Este ingeniero, en su única huelga de hambre, es víctima del cerco informativo imperante en el país, gracias al cual lo que no sale en los medios, no existe, por lo que Cayetano y el resto de los electricistas del SME en ayuno (actualmente 20 en total) son desconocidos e ignorados por la mayoría de la población mexicana y del mundo.

Uno puede aprobar o no estas medidas extremas de protesta a que se someten aquellos comprometidos con una causa. Podemos compartir  o no la causa misma. Habrá quienes,  convencidos de las bondades de la libre competencia y el esfuerzo puramente individual, estén hartos de quienes sostienen luchas colectivas por reivindicaciones gremiales; son los mismos que consideran sin vigencia a los sindicatos, a los movimientos solidarios, quienes piensan que son huevones quienes protestan por reivindicaciones sociales; son los que escriben, expresan, gritan: “¡Que se pongan a trabajar!”. Otros verán con escepticismo, por decir lo menos, el pretendido amor por una nación cuando simultáneamente no se impugna el bloqueo de la que es objeto Cuba y que la tiene sumida en situaciones críticas desde hace décadas; ellos considerarán una incongruencia  hablar de libertad y democracia en tierras cubanas cuando no se levanta la voz para inconformarse por las torturas en Guantánamo o exigir la devolución de esa parte del territorio a la nación cubana.  Pero, en fin, cada humano tiene su postura, sus amores, sus prioridades, y resulta prácticamente imposible ser imparcial.  Pero más allá de nuestras filias y fobias deberíamos buscar condiciones de equidad para la humanidad toda.

Entonces uno se pregunta: ¿Cómo es posible que alguien soporte un ayuno total de más de 4 meses? ¿Cómo es posible que en esas condiciones ese alguien no sólo esté vivo sino lúcido y pueda sostener conferencias, llamadas, entrevistas? ¿Cómo puede ser que con 50 días más de ayuno el cubano tenga más peso que el mexicano? La respuesta se encuentra en la atención médica que el Estado Cubano ha brindado al isleño, que recibió nutrientes por vía intravenosa y la clase de cuidados adecuada a su condición de ayunante. ¿Encuentra usted diferencia con el caso mexicano?

El  gobierno de México expresó su “gran satisfacción” por la liberación de prisioneros en Cuba y por la decisión de Guillermo Fariñas de levantar (posponer, dice él) su huelga de hambre. La Secretaría de Relaciones Exteriores  expresó el reconocimiento del gobierno mexicano a las gestiones de la Iglesia católica y la disposición y sensibilidad del gobierno de Cuba que posibilitaron tal decisión. Ni  qué decir  que el gobierno de México no ha tenido igual disposición y sensibilidad para con los huelguistas del SME, al contrario, el secretario de Trabajo parece gozar con cada garrotazo que se les propina a los trabajadores.

El subsecretario de Gobierno de la Secretaría de Gobernación, Roberto Gil, afirmó que la huelga de hambre de los electricistas “no tiene justificación”, por lo que debe de terminar.  Nunca oímos voces oficiales mexicanas decir que la huelga de Fariñas no tuviera justificación. Al contrario, se le alababa y elevaba a rango de defensor y promotor de la democracia. Ricardo Pascoe, ex embajador de México en Cuba, señala a Fariñas como quien ha abierto la puerta a una posible transición a la democracia e independencia de esa nación caribeña, lo que sea que él entienda por esto, que debe ser algo así como la aceptación y adopción del neoliberalismo con el mercado como motor de la sociedad.

Fariñas denuncia que los medios de comunicación del Estado cubanos no difundían su lucha ni informan ahora sobre la liberación y exilio de los presos beneficiados  por esta gesta encabezada por él. Los medios informativos mexicanos, si bien privados, actúan en el mismo sentido que el gobierno de México dada la convergencia de sus intereses económicos y políticos. La diferencia entre uno y otro caso estriba en la participación de los medios internacionales, que como parte de la globalización neoliberal les importa presionar a un gobierno (Cuba) que no se somete a las determinaciones del sistema hegemónico, mientras que se hace de la vista gorda hacia otro (México) que camina acatando gustosamente las reglas que el sistema predominante ha fijado.

La diferencia está también en los medios alternativos, especialmente internet, por el papel de contrapeso que pueden jugar: transmitir, comunicar y debatir lo que los poderes oficiales y fácticos se empeñan en ocultar o tergiversar. Los medios electrónicos están llamados a ser la voz de los que no tienen poder económico y político, ya que los detentadores de estos poderes se han adueñado de los medios convencionales. Reivindiquemos como nuestros estos medios y difundamos las luchas que nunca publicarán la prensa privada ni transmitirán radios y televisoras en manos de particulares. Esto no se contradice con que presionemos a los medios privados a que cumplan con su obligación de informar sobre todas las realidades de nuestro país ya que usufructúan concesiones públicas. Divulguemos la información, convirtámonos en agentes comunicadores. No dejemos que el ayuno de trabajadores del  SME, de Cayetano y otros 19 trabajadores, sea  la huelga de hambre que a nadie le interesa. No seamos cómplices del sistema.

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