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23 de julio de 2010
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BORREGO DIXIT (Avances de la Rebelión de los Estultos)

La engañosa popularidad de nuestros gobernantes

Por Salvador Borrego

El gobernador Rodrigo Medina ha incrementado su popularidad recientemente, como consecuencia de su participación para atender a la población ante la emergencia generada por el huracán Alex. No va solo en este viaje, el presidente Felipe Calderón también se ha ido a las nubes en popularidad entre los nuevoleoneses.

Esta semana, por ejemplo, Rodrigo Medina  obtuvo una calificación de 7.67 en la escala del 0 al 10 (me enteré que sus encuestadores registran su calificación en la escala del 5 al 10, generando para él una calificación mucho mayor. La “mejorarían” aún más si utilizaran la escala del 8 al 10; es una idea, total si de engañarse o engañar se trata, ¿cuál es el problema?).

Pues resulta que esa elevada calificación (la que registramos esta semana de 7.67) de nuestro joven gobernador, en nuestro esquema es una Alerta Positiva, esto es, es una calificación significativamente mayor que las del pasado reciente.

Lo interesante es que los grupos sociales que hicieron posible esa buena calificación (el Hipocentro para los conocedores) fueron los siguientes: Los jovencitos de 18 a 20 años, los que no son ni solteros ni casados y los que viven en pobreza extrema; entre estos últimos el 77% le dio calificaciones entre 8 y 10. Éste es el ejército que globalmente pone por las nubes a Medina.

En contrapartida, los que muestran la actitud menos favorable al gobernador (Anti-hipocentro para los conocedores), son los que tienen más de 15 años de estudios; entre ellos solamente el 35% le da calificaciones entre 8 y 10. Éste es el ejército que tarde o temprano bajará de su nube al gobernador, por una sencilla razón: Su actividad reciente, orientada en mucho a la imagen, convence a la soldadesca, pero no a los coroneles y menos a los generales, que son finalmente los que mandan cuando se trata de mover a la Opinión Pública, en situaciones críticas como son las elecciones.

Mejorar la imagen como consecuencia de un trabajo inteligente, razonablemente honesto, entregado y con buenos resultados, requiere más esfuerzo pero es la mejor inversión política.

Mejorar la imagen como consecuencia de campañas publicitarias, es hacer lo que en el contexto de la calidad se conoce como Tampering, que significa tranzar con los procesos o simplemente engañarse a sí mismo. Los costos del Tampering siempre son muy elevados. Hasta la próxima.  

 

 

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