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28 de julio de 2010
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Palabras de la piel, de Virginia Rodríguez Garza

Eligio Coronado

 

El tema del amor sigue vigente en nuestras letras. Su carácter universal no cesa. Cada quien lo vive a su manera y cree encontrarle nuevos enfoques. Pero la experiencia es la misma, lo que cambian son las circunstancias. ¿Es válido seguir escribiendo sobre esta forma de experimentar la realidad? En esta antología Palabras de la piel*, cuatro autoras apuestan a que sí.

 

Odette Alonso (Santiago de Cuba, 1964) escribe desde el desencanto: “Incluso yo te amaba cuando ya no te amaba” (p. 20). Virginia Rodríguez Garza (Monterrey, N.L., 1962), compiladora de esta edición bilingüe, lo hace desde la experiencia: “La verdad / y el amor / están en un instante / donde se instruyen / los amantes” (p. 40).

 

Por su parte, Patricia Laborde (Monterrey, N.L., 1954) se vuelca en la poesía: “Estás aquí / muero incendiada” (p. 64) y Teresa de la Garza Viejo (Monterrey, N.L., 1933) escribe hacia el pasado: “Tómame hoy, amado, no pudo ser ayer. / Bebe el vino añejo de mi atardecer” (p. 92).

 

El oficio está allí, con sus variantes. Algunas se abocan a la expresión desnuda, otras la revisten de luz: “De vestidos y disfraces / estamos hechos” (Rodríguez Garza, p. 48), “Transito por la vida / (…) me deslizo buscando la palabra (Laborde, p. 70), “Despiadada, / la muerte nunca entiende de razones” (De la Garza Viejo, p. 90), “otra vez esta asfixia de no encontrar a nadie” (Alonso, p. 18).

 

El erotismo, esa consecuencia extrema y celestial del amor, también está presente: “Condúceme a la luz / deja que tu piel toque mi cuerpo” (Laborde, p. 66), “Con diligencia llegas / (…) a incendiarme las venas, / y me tomas…” (De la Garza Viejo, p. 104), “se amalgaman los cuerpos / sobre la cama de algún cuarto lejano” (Alonso, p. 26), “Nada importa  / si tu piel se ubica / al otro lado de mí” (Rodríguez Garza, p. 42).

 

¿Se puede ser objetivo en un tema tan subjetivo como el amor? Posiblemente no, pues todas las opiniones provendrán de la experiencia personal y estarán viciadas de origen. Quedémonos, por ahora, con la aportación de estas autoras: “el amor volvió… y ahora no puedo / sosegar esta risa inoportuna / que juguetea loca por mi piel” (De la Garza Viejo, p. 106), “Si pudiera saber el punto exacto / en que sus ojos convergen con los míos” (Alonso, p. 22), “vuelo en un cielo donde todavía / no veo la puerta” (Rodríguez Garza, p. 54), “Cuando te ame / (…) quedaré prolongada de tu cuerpo: / brotaré de nuevo” (Laborde, p. 82).

 

Virginia Rodríguez Garza, comp. Palabras de la piel. Written on the skin. Trad. Irma Elia Budke y Leticia Damm. Monterrey, N.L., Oficio Ediciones, 2010. 107 pp. (Colec. Poesía).

 

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