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28 de julio de 2010
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La caballada está flaca

Samuel Schmidt

 

Hay muchos políticos folklóricos que han acuñado frases que se hacen celebres. Uno de ellos retrató a los aspirantes a la presidencia diciendo que la caballada estaba flaca. Desde entonces esto ya se ha modificado y hay quien dice que en ocasiones ni llegan a caballos, son puros jamelgos (forma elegante de decir burros).

 

El 2012 no pinta en este sentido demasiado bien. Veamos lo que nos espera hasta ahora por partido, cosa muy tramposa porque con esto de las alianzas uno ya no sabe hasta qué punto llegará la aberración del sacrificio ideológico a cambio del pastel, y valga la metáfora porque llegan al poder para tragarse al país.

 

Por el PRI se prefila la cuadra de Carlos Salinas que ha estado promoviendo a un joven y ágil caballo, pero con una gran ansia de poder y pocos escrúpulos. Peña Nieto ha demostrado que no conoce la constitución o que no le preocupa mucho, como cuando ha mezclado a la religión con la política. Arrancó muy temprano y su manejador se encargará de someter a los que intenten otra cosa.

 

El PAN carece de cuadros y algunas de las cuadras trabajan desde el semi-clandestinaje. El secuestro/desaparición de Diego Fernández deja descuidado un flanco importante. Calderón quiere dejar sucesor y se le van quedando sentados los caballos, así que echa mano de nuevos jamelgos constantemente, tal vez esperando que como dice el chiste, otro burro se ralle con la presidencia. Aspiran Creel, Josefina, Lujambio y Molinar. Molinar y Creel siguen el mismo expediente de entregarle grandes recompensas a Televisa, Lujambio quiere colgarse de la Maestra Gordillo y Josefina cree que los misóginos del partido cubrirán con ella la cuota de género. Sueños guajiros de los cuatro. Falta ver qué dirá el Yunque, que es quien verdaderamente gobierna en el partido.

 

El PRD, o lo que queda de él, maneja a López Obrador (again), Marcelo Ebrard y algunos bufones (como el senador Navarrete), que se lanzan para pescar algún huesillo menor. Pero al parecer nadie se los toma muy en serio, es así que se maneja la posibilidad de llamar al ex-rector de la UNAM, Juan Ramón de la Fuente (sospecho que esta opción la maneja él mismo, porque se muere de ganas de que lo llamen para salvar a la patria).

 

De la Fuente es hipotéticamente el único que puede unificar a los perredistas, jalar a algunos panistas de centro y priistas de izquierda (estas dos últimas categorías son como de ciencia ficción), de tal manera que se convertiría en el verdadero centro político y arrasaría con la elección.

 

La opción De la Fuente siente confirmarse a partir de las alianzas que se hicieron este año y que demuestran que lo importante es ganar y el candidato puede pasar a segundo lugar, por eso Ebrard puso tanto énfasis en el acuerdo secreto –sobre esa aberración ya escribimos- que dice que el candidato de la izquierda unida será el mejor posicionado. De la Fuente es conocido en los círculos académicos y políticos y muy poco entre las masas. Carece de lealtad de partido. Es legendaria la anécdota cuando un líder priista le sugirió que se afiliara al partido y él respondió que lo haría si se lo ordena el presidente.

Alguien podrá sostener que De la Fuente no es un hombre de izquierda y tiene razón, él es un hombre del poder, lo sabe ejercer autoritaria y caprichosamente; pero tampoco Ebrard o López Obrador son de izquierda. Vamos, si alguien quiere un candidato de izquierda, nos quedaremos sin ese candidato.

 

Con su reciente demostración de fuerza López Obrador demostró que el terreno no está libre y que lo del ex rector De la Fuente puede quedar en pura aspiración.

 

La derecha lo tiene más fácil ideológicamente, está más uniformada aunque existen diversas gradaciones. Nadie puede poner en la misma canasta a Peña Nieto con el gobernador católico de Guanajuato, o a la presidenta anti-aborto del PRI, o tal vez sí, pero en lo esencial tal vez no son tan distintos.

 

Si la mala calidad de gobernar que hay en México era una preocupación, el futuro inmediato pinta muy mal, porque no hay nada que sugiera que la opción que se presente para el 2012 sea mejor que lo que hemos visto.

 

Todavía se puede empeorar lo que hizo Fox, aunque el presidente sepa leer y escribir, todavía se pueden tomar peores decisiones que las de Calderón y puede revivirse el PRI corrupto del pasado.

 

El país se viene abajo y las opciones para su rescate son malas. A ver si como dijeron Molina Enríquez y Cosío Villegas no viene alguien de afuera a arreglarlo.

 

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